Madrid, 30 de octubre de 2018. MS. – Han sido varias las firmas bodegueras que han elegido el inicio del otoño para presentar algunas novedades vinícolas. Entre las más populares cavistas catalanas se han producido diferentes estrenos.

Antoni Mata.

Antoni Mata.

Tribut 2011Como reconocimiento a los hermanos Antoni y Josep Mata, segunda generación de la casa Recaredo, se pone a la venta una edición limitadísima (pocos cientos de botellas) del cava Recaredo Tribut a Josep i Antoni Mata Casanovas (275 €). “Quizás la generación más desconocida pero también la más importante de Recaredo”, decía Ton Mata el día de su presentación, actual enólogo de la casa e hijo de Antoni. Se trata de un Brut Nature de 1996 con algo más de 20 años de crianza (244 meses), elaborado con un 80% de xarel.lo y 20% de chardonnay, variedad ésta que, a día de hoy, ya no trabajan en la casa. Una añada ésta, recuerda Ton, que coincide con su primera como profesional en Recaredo.

Los hermanos Mata Casanovas comenzaron a elaborar cava en la década de los cincuenta junto a su padre, Josep Mata Capellades, en la empresa familiar (1924). Una firma en la que toman las riendas entre los años 80-90, centrándose en los cavas de territorio, y trabajando sólo con viñedo propio. Fueron ellos los artífices de este vino, que ya tuvo hace años su primer momento de plenitud.

Es por eso que, en éste ‘segundo asalto’, más allá de sus características organolécticas, pues es una añada única que no tiene continuidad, sólo querían reconocer el trabajo de Josep y Antoni a lo largo de los años en la casa, porque recordaba Ton que a ellos también se debe que hoy elaboren exclusivamente viña propia (“mi abuelo no tenía ni un solo viñedo”) y todo en ecológico. Para esta ocasión han degollado 244 botellas, y les quedan poco más de 70. Como el propio Ton señalaba, se trata de un vino “extremo, extremo, absolutamente maduro, donde el carbónico es mera aportación de textura”. Pero es que no fue elaborado pensando en aguantar 20 años, lo que lo hace más que digno desde esa finura y madurez que en este momento ofrece.

Juvé & Camps también ha sido noticia, en su caso por un estreno vinícola y porque su emblemático cava Reserva de la Familia ya ha recibido la certificación ecológica. La finalidad de la bodega es lograr, en dos o tres años, reconvertir todo el viñedo (271 hectáreas) para que todas sus elaboraciones salgan con la contraetiqueta europea que reconoce los vinos como ecológicos. Desde la añada 2015, los cavas y vinos que hacen en Sant Sadurní d’Anoia tienen ya dicha certificación, por lo que su Brut Nature Reserva de la Familia 2015 (macabeo, xarel.lo y parellada) es la primera cosecha que sale contraetiquetado como tal, como ocurre también con el Blanc de Noirs 2015. J&C - La Siberia -En cuanto a la novedad que acaban de presentar, es el cava rosado La Siberia 2011 Brut Nature Gran Reserva (105 €), un monovarietal de pinot noir, procedente de viñas de casi 40 años de Espiells, del que salen no más de 3.500 botellas. Sale como premium y aspiran a que se convierta en el segundo Cava de Paraje de la firma tras La Capella. Hasta la fecha, está realizando los trabajos oportunos de cara a cumplir los requisitos que exige dicha categoría, y parece ser que en su caso no podrá ser tal hasta la añada 2014, cuando ya lleve tres años en el mercado, como exige la normativa actual.

El vino tiene perfil rosé, esto es, color rosa pálido, y procede de la zona más fría de la finca, condición a la que debe su nombre. Tiene una crianza superior a los 80 meses, y muestra aromas de fruta roja en mermelada, con aromas de panadería, frutos secos, que permanecen en la boca junto a sensaciones frutales frescas. Equilibrado y con cierta persistencia.

Novedades ‘tranquilas’

Una tercera afamada firma cavista, Codorníu, ha estrenado referencia en las últimas semanas, pero en su caso se trata de un vino tranquilo. Para ello nos hemos desplazado a Scala Dei, en el Priorato, donde el enólogo Ricard Rofés firma tintos de gran personalidad, asentados en la garnacha, en los que los suelos y la altitud marcan diferencias entre los distintos vinos que elabora. Hace unos años se atrevió con la reedición de un blanco, Massipa 2016, también de garnacha, pero blanca y con un 20% de chenin (en pro de la acidez), y ahora lanza un monovarietal de cariñena, la otra autóctona de la zona, Heretge 2016, y cuyo nombre refiere la ‘herejía’ que supone para la casa por prescindir de su uva estandarte…

Rofés con su nueva elaboración de cariñena.

Rofés con su nueva elaboración de cariñena.

De suelos de pizarra, Rofés recordaba que las primeras cariñenas datan de 1908 y las últimas de 1918, plantadas entre 380 y 510 metros de altitud, con tres orientaciones diferentes, “por tanto tres momentos diferentes de vendimia”. Fermentó en depósitos de cemento abiertos, con un 30% del raspón, y luego pasó 14 meses en foudre. El resultado, un vino sin aristas, de gran equilibrio entre tanino y acidez, con amabilidad, mineralidad, mucha fruta roja, muy fresca, que permanece en el paso, sedoso. Sale en una edición limitada de cerca de 3.000 botellas.

En cuanto a ese Massipa de garnacha blanca, representa la recuperación de un clásico de la casa que habían elaborado con el nombre de Blanc de Scala Dei. Procede de su único viñedo de uva blanca (los otros 40 de que disponen son de tintas), tiene 45 años, y la pretensión es mostrar la frescura que, asegura su autor, tiene esta uva en el Priorato pues está a 700 metros de altitud. La primera añada salió en 2013 y hacen unas 1.800-2.200 botellas. Tiene una crianza de tres meses en hormigón más un año en foudres de 1.200 litros.

 

…y en dos lugares de La Mancha…

El Campo de Calatrava, en Ciudad Real, con terrenos volcánicos como seña de identidad, es donde se asienta la bodega familiar Quinta de Aves, propiedad a día de hoy de la familia Casado desde su adquisición a finales de los años ochenta. En una finca de 500 hectáreas (con monte, olivar, etc, además de cien especies de aves registradas), son a día de hoy 75 las destinadas a viñedo pero que pretenden ampliar en breve. Después de años trabajando y probando, es hace doce años cuando deciden comenzar a elaborar sus propios vinos.

Gama de vinos de la firma.

Gama de vinos de la firma.

La siguiente etapa es la que viven en este momento, tras la incorporación en 2015 de Alberto Calleja, joven enólogo de la bodega, artífice de un nuevo estilo de vinos, más actuales y con mayor frescura, su pretensión inicial. Además, desde la pasada añada cuenta con el asesoramiento del conocido y experimentado Pablo Ossorio.

Respecto a su materia prima, son viñas en torno a los 700 metros de altitud ubicados en suelos de ‘tierras raras’, así identificados por su origen volcánico, las lagunas y terrenos ricos en metales minerales que sólo aparecen en lugares singulares del mundo. En cuanto al viñedo –el 50%, cepas viejas de cencibel–, se compone de cencibel (tempranillo), syrah, graciano, cabernet franc, merlot, y las blancas sauvignon blanc, moscatel de grano menudo y algunas cepas viejas de airén. Una riqueza varietal que se traducen en siete vinos que comparten nombre, Quinta de Aves, con lo que es la uva lo que los distingue: chardonnay (con trabajo con lías); sauvignon blanc y moscatel; cabernet franc y graciano (rosado); tempranillo; syrah; Coupage (tempranillo, graciano, merlot y cabernet franc con 9 meses de crianza), y Phoenix (tempranillo con 15 meses en barrica), el vino “más especial” de la firma. Los cinco primeros, todos elaboraciones jóvenes, sin paso por madera, con un precio que ronda los 8-9 €, pues sólo Phoenix llega a los 18 €. De entre todos, los jóvenes 2017 de tempranillo y syrah fueron los que mejor equilibrio mostraban, ambos con una estupenda frescura frutal y paso muy agradable. Pero es una bodega a la que habrá que seguirle la pista por el trabajo que están realizando y el potencial que tiene.

Por último, desde tierras alcarreñas, concretamente en el pueblo de Pioz, llegan dos nuevas referencias, León Cobarde y Mago de Pioz, elaborados en las instalaciones de Bodegas y Viñedos Alcarreños bajo la dirección técnica y enológica, desde hace un año, de José Carlos García y Víctor Rodríguez, dos experimentados profesionales del sector.

Vinos1Con 12 hectáreas de viñedo, a 870 metros y en suelos de arcilla y arena, el 60% es tempranillo a lo que suman, syrah, cabernet sauvignon y una pequeña cantidad de moscatel de grano menudo con la que, en este momento, están experimentando y que podría resultar interesante por distinto. ¡Se verá…!

De momento, en el mercado, dos tintos. El joven León Cobarde 2017 (70% tempranillo, 20% syrah y 10% cabernet), con cuatro meses de barrica francesa, fresco, con aromas de fruta roja madura, notas balsámicas y ligeros recuerdos de su contacto con la madera. Jugoso, vivo, con un noble tanino y cierta presencia vegetal en el final de boca. Su precio, unos 5 € en el mercado. El hermano mayor, Mago de Pioz 2017 (9,50 € aprox.), con un coupage en el que tan sólo se intercambian los porcentajes de syrah y cabernet sauvignon, 10-20% respectivamente, pero cuya crianza alcanza el año en roble francés. Expresivo, aromático, con aromas de fruta roja golosa, especias, notas de vainilla. Con volumen, frescura, buena acidez, recorrido y un poderoso tanino por pulir. Saldrá al mercado durante el mes de diciembre.