Madrid, 31 de enero de 2019. MS. – Si bien podía resultar previsible, la noticia no deja de sorprender por las bodegas de que se trata: Gramona, Llopart, Nadal, Recaredo, Sabaté i Coca, Torelló, Huguet-Can Feixes, Júlia Bernet y Mas Candí. Nueve firmas de la denominación Cava que en el día de ayer han anunciado que se van, para lo que han presentado la solicitud de baja en el registro de bodegas elaboradoras de cava. De este modo, la próxima añada de sus espumosos, prevista para esta primavera, saldrá al mercado con la marca colectiva Corpinnat.
No ha sido suficiente la predisposición de la denominación para llegar a un acuerdo, como Javier Pagés, actual presidente del Consejo Regulador, nos manifestaba hace pocas semanas cuando le entrevistábamos para el último número de Planeta Vino. Revista que se encuentra en imprenta en este momento que ha saltado esta noticia, pero entrevista en la que Pagés ya adelantaba ciertas dudas sobre lo que podría suceder… pues puntos de desencuentro existían.
Y fue ayer cuando esa ruptura se ha hecho realidad. Aprovechando la comunicación de que la marca Corpinnat “de Vinos Espumosos de Calidad” llegará al mercado en primavera con las primeras botellas que incorporarán en el etiquetado su distintivo, anunciaban también que acababan de presentar la baja como elaboradoras de cava en el Consejo Regulador de la Denominación, “tras meses de conversaciones para intentar encontrar una fórmula que permita la convivencia de esta marca colectiva dentro de esta denominación”, añaden en dicho comunicado.
Como el mismo Pagés comentaba, negociaciones existían y se iban a seguir produciendo hasta el último momento porque
la voluntad del Consejo es que no se fuera nadie. Pero la Associació de Viticultors i Elaboradors Corpinnat (AVEC) apunta que ha sido imposible alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambas partes, viéndose, añaden, “forzadas a abandonar, pese a que se creó la marca con la clara voluntad de convivir dentro del Cava”. Entre sus argumentos, destacan que la última propuesta recibida desde el Consejo les resultaba inaceptable porqu
e exigía una serie de renuncias que cuestionan la naturaleza de la marca “como la delimitación territorial, el reglamento de uso o los controles de calidad externos”.
Por supuesto, unas declaraciones que difieren de la valoración que hace el Consejo de este abandono, desde donde hacen hincapié en los varios encuentros que han tenido lugar buscando la manera de trabajar conjuntamente “para potenciar la calidad del cava desde el reconocimiento o diferenciación del territorio y la viticultura”. La creación de la zonificación suponía un primer paso, además de ofrecer una segmentación cualitativa que permita diferenciar las categorías del cava. “Pero todos los esfuerzos de los últimos meses han resultado en vano ya que, pese a estar invitados a sumarse a este objetivo común del sector, han decidido abandonar pues no han aceptado los plazos que el proyecto requiere”, dicen desde la denominación. La idea fuerza del Consejo Regulador es una, “la unión y no la confusión genera la fuerza necesaria para competir exitosamente en los mercados mundiales”.
Por su parte, Corpinnat reconoce que valora el esfuerzo y trabajo del Consejo, sin embargo lamentan que Cava “no permita la convivencia de las marcas Cava y Corpinnat en una misma etiqueta, convivencia que era posible hasta que la denominación aprobó una modificación de reglamento en el último pleno de la junta saliente (28/08/2018) para hacerlo, precisamente, incompatible”, denuncian. Sin cerrar puertas al futuro concluyen, desde el colectivo, que la convivencia es imposible, razón por la que abandonan.
Una decisión que el Consejo Regulador del Cava no puede más que respetar, al tiempo que recuerdan a esas nueve bodegas que no podrán utilizar o hacer referencia a la marca Cava, a la categoría Gran Reserva o al Cava de Paraje Calificado, exclusivas para los elaboradores inscritos en la denominación.
Recordemos, por último, que fue el pasado mes de abril cuando seis bodegas de cava daban el pistoletazo de salida a Corpinnat, impulsando un sello de calidad que ponía en valor el origen. Una marca, anunciaban, que pretendía integrar a todo los elaboradores del territorio “que acrediten los estándares de calidad que establece el reglamento de uso de la nueva marca”. En principio, parecía, sin pretensión de dejar la denominación sino, en su seno, como forma de distinguir la calidad de los espumosos elaborados en Cava. Entre los requisitos para formar parte del colectivo: empleo de uva ecológica vinificada en la propiedad, de viñedos procedentes del Penedés (en concreto, de 46 municipios identificados), vendimiados manualmente, crianzas superiores a los 18 meses, o precio mínimo garantizado para el viticultor.
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