Andoni Luis Aduriz y Andrés Araya (director
hotel Abadía Retuerta LeDomaine).
Madrid, 8 de octubre de 2012. MS.- Tras convertir lo que fuera un modesto monasterio del siglo XII en un exclusivo hotel de lujo en la Ribera del Duero, en Abadía Retuerta LeDomaine (Sardón de Duero, Valladolid) la apuesta culinaria merece ahora mención especial porque se va a convertir en uno de los incuestionables reclamos de este exclusivo alojamiento. El responsable de que esto suceda será Andoni Luis Aduriz, el prestigiado y aclamado chef vasco, tocado con dos estrellas Michelin en su restaurante Mugaritz, y desde hace unos días nuevo director gastronómico de LeDomaine.
Localizado en lo que fuera el refectorio de los monjes, donde se reunían para compartir los ágapes frugales propios de la vida monacal, las dotes artísticas de este mago de nuestra cocina contrastan con un espacio donde se respira el estilo clásico que imprimen sus robustas paredes de piedra, aunque no faltan ciertos detalles que lo actualizan.
A partir de los productos de la zona, seña de identidad en el trabajo de Aduriz, la oferta gastronómica de LeDomaine se convierte en contemporánea, con la dosis de creatividad que caracteriza a este chef y donde brotes, hierbas y verduras (procedentes del huerto propio del restaurante) tendrán un papel destacado. Sus directrices las ejecutará un equipo de profesionales con Pablo Montero a la cabeza, formado en el entorno del Mugaritz y, por tanto, con la experiencia suficiente para dejar patente la filosofía de Andoni Luis Aduriz en los platos que salgan de la cocina.
La oferta, en función del mercado y la temporada, incluirá clásicos ineludibles como el lechazo, y entre sus destacados, en este momento, la interpretación de la pechuga de gallo turresilano con crema de cangrejos de río, el arroz guisado de conejo y sepia, el estofado de cebolletas tiernas asadas con tuétano y setas del entorno, el rodaballo asado con acelga y polvo de crisantemos, las cortezas con crema helada de vino “Abadía Retuerta” o los gajos de melocotón con esencia de almendras y notas de pimienta.
Como acompañamiento, toda las elaboraciones de Abadía Retuerta en una carta en la que conviven con joyas enológicas de la región y del mundo. Una recomendable experiencia gastronómica bajo la atenta mirada de los protagonistas de la Última Cena en el fresco del siglo XVII que preside este salón. Sin lugar a dudas, un plus que viene a enriquecer la oferta enoturística de esta zona vinícola.