Juan de Mena, 12. Madrid.
Tel. 91 805 74 04
Domingo cerrado
http://www.condumios.es/
Llevan pocos meses abiertos pero el cuidado, los detalles y la buena materia prima se perciben desde el primer momento fundamentales para esta casa. Si bien es cierto que su localización condiciona el movimiento de clientes, también es verdad que tener una taberna a pocos metros del Retiro, y ser vecino del reputado Abraham García (Viridiana) tampoco es moco de pavo. Tan solo será cuestión de tiempo si mantienen la ilusión y el buen trabajo que hasta ahora muestran.
Al frente de Condumios se encuentra Sebastián López Robledo, dedicado desde siempre a esta profesión, y ahora cabeza visible de este recoleto local donde cuenta con la ayuda de su hermana Lola, a cargo de los fogones y abogada en ejercicio antes de apartar la toga, que no colgarla… por ahora. Pero esto de la hostelería para nada le resulta nuevo pues sus padres tuvieron un restaurante en torno al que ellos crecieron, y recuerdos gustativos que han ‘condicionado’ la elección y elaboración de sus platos. Centrados en la cocina de mercado, su repertorio está asentado en la sencillez, sin condicionantes estéticos ni ingredientes innecesarios, y donde el producto es la clave.
Además, la propuesta es doble porque aquí tan importante es la zona de comedor, en la planta baja, como el espacio de barra que tienen a la entrada. Cual taberna, en ella se pueden tomar diversas propuestas de la carta acompañadas, además, de una variada oferta vinícola, otro de los destacados pluses de Condumios gracias al buen hacer de Sebastián. Etiquetas de toda índole y de las más variadas procedencias (Cava, Jerez, Jumilla, Madrid, Méntrida, Toro, Rioja…), en una carta ajustada en cuanto a referencias, y una apetecible selección de vinos por copas que van cambiando en la pizarra, bien conservados, bien tratados y bien servidos. Una dirección recomendable para disfrutar de buenos vinos en las mejores condiciones, y una sensibilidad, la de Sebastián, digna de reconocer y agradecer.
Volviendo a la cosa de comer, podemos incluso hablar de una casa de comidas actualizada, con un acogedor y coqueto salón, donde las elaboraciones propias tienen un papel destacado: todas las conservas y escabeches son hechos en casa, y de entre ellos se cuentan entre los obligados la coca con piperrada y sardinas en conserva y los mejillones de la ría en escabeche. Los alimentos de la huerta proceden también de huerto propio, y como caseros suman croquetas, muy rica ensaladilla, soldado de Pavía (otro recomendable), empanada de zamburiñas, la tortilla al estilo de mamá Lola, o el apartado de postres, además de los guisos del día y luego la selección de arroces de los sábados. En cuanto a los pescados, pueden presumir de su origen, el puerto vigués de Marín, y entre las carnes proponen conejo de campo relleno de boletus, caldereta de cordero, callos, una buena pista para sus aficionados, o cosas curiosas como el porco celta, algo poco habitual. En definitiva, una dirección para todos los públicos gracias a una carta de sabores auténticos, sencillos, y ‘reclamos’ populares, por reconocibles, y apetecibles por bien resueltos. Mara Sánchez
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