Madrid, 1 de junio de 2015. MS. – Un grupo de entidades financieras ha sido quien ha posibilitado, al fin, la capitalización de la deuda que desde hace años arrastraba el navarro Grupo Chivite, reduciéndola a la mitad. Enmarcado en el denominado Proyecto Phoenix, este acuerdo da por finalizado el periodo de reestructuración financiero de la compañía y que, a partir de ahora, va a posibilitar el inicio de una nueva etapa para el Grupo y sus 117 empleados, que comenzará, aseguran desde la bodega, con un plan estratégico y financiero a cinco años vista.
De un pasivo inicial de 47 millones, se reduce la deuda a la mitad y, como consecuencia, surge una nueva composición en el capital de la compañía, donde la familia Chivite reduce su participación al 20% de las acciones, aunque Julián Chivite, miembro de la undécima generación de la familia, será el presidente ejecutivo del nuevo Consejo de Administración, manteniéndose además el actual equipo directivo. En marcha desde 1647, la familia Chivite ha sido y es un referente vinícola, con presencia, actualmente, en más de 60 mercados y vinos en las denominaciones de origen Ribera del Duero, Rioja, Rueda y Navarra, pero diferentes motivos han llevado al Grupo a vivir un momento crítico. Entre ellos se cuentan los cambios producidos, hace algunos años, en la gestión de la compañía, un elevado endeudamiento y, por supuesto, la crisis que tanto ha afectado al sector del vino.
Conviene recordar que antes de la firma de este acuerdo, en los tres últimos años Chivite se reorganizó en cuatro empresas, como manera de segmentar sus diferentes bodegas y vinos: Propiedad de Arínzano, en Aberín (Navarra), con sus vinos de pago; Viña Salceda, en el municipio riojano de Elciego; Bodegas Gran Feudo, en su antigua bodega de Cintruénigo (Navrra), donde elaboran los afamados vinos de la marca Gran Feudo; y por último las gamas Chivite Colección 125 y Chivite Finca de Villatuerta, elaborados por J. Chivite Family Estates y procedentes de la finca Granja de Legardeta, también en territorio foral.
La familia también ha querido vender algunos de sus activos como manera de atender la deuda, logrando, hace pocos meses, la venta de la Propiedad de Arínzano, sus viñas y las marcas Gran Vino de Arínzano y La Casona de Arínzano, aunque Julián Chivite, quien se ha ocupado de la gestión personalmente, ha llegado a un acuerdo con los nuevos propietarios para que tanto Colección 125 como Finca de Villatuerta continúen elaborándose en la bodega de Arínzano.
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