La primera entrega de este año vuelvo a vestirla de tintos, una selección de lo que he catado/probado en las últimas semanas y que me parece reseñable por diferentes motivos. Todos en sus más recientes añadas, esta entrega de comienzos de año arranca con dos vinos extremeños, el primero Vino de la Tierra de Extremadura y el otro al amparo de la denominación Ribera del Guadiana: Habla del Silencio 2016 y Haragán 2014, éste una nueva elaboración de Pago de los Balancines cuyo nombre –he aquí la curiosidad– homenajea al mastín español criado en la propiedad.
Habla del Silencio 2016 (10,20 €) se mantiene en su línea habitual, no defrauda, aunque en esta más reciente entrega Bodegas Habla ha incorporado cabernet franc al ya variado de coupage de syrah, tempranillo y cabernet sauvignon, y que anima a la bodega a asegurar que es el mejor hasta la fecha!! Tiene seis meses de crianza en roble francés, muestra un color picota amoratado. Con una nariz intensa y perfumada, muestra aromas de frutos del bosque y rojos (bayas, grosellas), notas especiadas y ahumadas, florales y punto mineral. Buen equilibrio en boca, fresco, sabroso, agradable y amable paso. Final frutal y persistente, con toques florales y especiados.
El segundo, Haragán 2014 (18 €), desde tierras pacenses, en concreto Oliva de Mérida, se compone de tinta roriz (tempranillo) de unos 40 años y garnacha tintorera a partes iguales, de suelos areno arcillosos pero calcáreos en el subsuelo y en sus capas superficiales. Hizo la maloláctica en barrica además de permanecer 15 meses en roble francés de segundo uso, dando como resultado un vino rojo cereza bien cubierto, complejo en nariz y amplio en la boca. Aromas de frutos negros, juanola, especiados, notas mentoladas y florales, junto a recuerdos de mina de lápiz. Buena acidez, paso frutal y balsámico, y con recorrido.
A continuación, el nuevo Dehesa Valquejigoso 2012 (30 €) de la bodega madrileña del mismo nombre, ubicada en la localidad de Villamanta. Elaborado con 35% de tempranillo, 15% de cabernet sauvignon, 13% de syrah, 13% de petit verdot, y un 8% de merlot, graciano y negral; variedades plantadas en 28 microparcelas, de suelos graníticos, que han sido elaboradas por separado en tinas y depósitos de inox de pequeñas dimensiones, y después trasegadas a barricas nuevas francesas donde han permanecido 26 meses. El resultado, un vino expresivo y rico en matices, con aromas de frutos negros y rojos bien madurados, balsámicos, minerales y especiados (pimienta). Con volumen en boca, con nervio y viva acidez, equilibrado, taninos finos integrados y con recuerdos de finas y nobles maderas.
Uno de mis últimos descubrimientos procede del corazón de los Arribes del Duero (Fornillos de Fermoselle, Zamora), de la joven bodega El Hato y el Garabato, donde José Manuel Beneitez se ha propuesto elaborar vinos auténticos, pegados a esa tierra de la que nacen, a partir de las viñas que tenía su bisabuelo. Con la originalidad por bandera, son varias las etiquetas que ya tienen en el mercado, donde van poco a poco haciéndose un hueco, de entre las que hoy destaco Sin Blanca 2016 (12,5 €), un monovarietal de Juan García, de viñedos que rondan los 80 años, con seis meses en roble francés. De color picota violáceo, tiene una nariz expresiva y frutal, con recuerdos de hierbas frescas y fondo mineral. Boca sabrosa, aromática, fresca, de paso frutal y un ligero toque herbáceo que seguro afinará en la botella.
Procedente de la DO Bierzo, vuelvo a incluir Dominio de Tares, en concreto dos etiquetas de la añada 2015 que es la primera que firma íntegramente su joven enólogo Rafa Somonte, en la casa desde febrero de 2014. Por un lado, CUMAL 2015 (18 €), de la gama Dostares, un prieto picudo de viña vieja prefiloxérica del que elaboran unas 7.000 botellas. Ha hecho la fermentación maloláctica en barrica, y después ha tenido una crianza de un año en roble francés. De color cereza, presenta un nariz rica en matices, con aromas de fruta roja y negra sazonada, notas florales, especiados, tostados y frutos secos. Equilibrado, fino, sabroso y con taninos maduros. Paso fluido y aromático, con notas balsámicas.
Luego está Bembibre 2015 (24 €), un mencía de viñedos en vaso de más de 80 años de la localidad que le da nombre, Bembibre, la capital del Bierzo Alto. Ha estado 16 meses en barrica nueva francesa, e hizo la maloláctica también en barrica. Rojo picota con reflejos violáceos, en cata resulta intenso, elegante, expresivo, con aromas de fruta confitada, balsámicos, tostados, especias y recuerdos minerales. Amplio, equilibrado, viva boca pero con tanino integrado, frutal en el paso, y recuerdos lácticos en el postgusto. Rico y más apetecible a medida que pasa minutos en la copa…
De otra de las zonas poco frecuentes en esta columna llega el vino Calar del Río Mundo 2013 (17,90 €). Tierras ciudadrealeñas, en concreto de Granátula de Calatrava, pueblo al que pertenece la finca Montanchuelos en la que se ubica Bodegas Calar, a orillas del río Jabalón. Suelos de origen volcánico, viñedos en ladera –las estribaciones de Sierra Morena– y reducidas producciones son la base argumental de esta firma familiar, cuya historia arranca en 2005. Disponen de cien hectáreas de cencibel (tempranillo), variedad con la que elaboran este Calar del Río Mundo, un Vino de la Tierra de Castilla con 12 meses de crianza en roble nuevo francés. De color picota intenso, sobresalen aromas de frutos negros (ciruela, mora), notas de juanola, balsámicos y un fondo tostado. Carnoso, amable y maduro en el paso, agradable licorosidad y cierta presistencia.
Nueva curiosidad, y otra vez de la mallorquina Terra de Falanis. (GTX) * (21 €), la hermana ‘alternativa’ de Ánima Negra. En esta ocasión, una novedad que sale como vino de mesa, sin añada, elaborada con garnacha de viña vieja de Calatayud (Aragón), a unos mil metros de altitud. Su pretensión, cuentan, “gustar por sí solo”, para lo que han decidido prescindir de información adicional. Respecto a su elaboración, de nuevo particular: el vino se llevó a una bodega de Penedès donde se ha elaborado en un tino de 2.000 litros, de un solo uso, de Ànima Negra, y donde ha envejecido más de un año.
Lo que importa, el vino, de color cereza, está limpio en nariz, donde se perciben aromas florales, fruta roja, hierbas aromáticas y caramelo rojo. Equilibrado en boca, con estructura, fluido, de paso sedoso y amable y perfumado final. Ah, es añada 2015… nos lo revelaron al final!
El siguiente lo traigo por su buena relación-calidad precio. Se trata de Monólogo 2015 (5,5 €), del grupo catalán Freixenet, un sencillo monovarietal de tempranillo, al amparo de la DOCa Rioja, con 12 meses en barrica francesa y americana. Cereza granate a la vista, presenta fruta roja en nariz junto a recuerdos especiados, tostados y fondo de cacao. Sabroso, vivo, y de buen equilibrio en boca, taninos maduros y final con aromas de su paso por barrica.
Otro riojano es La Mateo Colección de Familia reserva 2012 (32 €), aunque con un perfil bien distinto. Procedente de Bodegas D. Mateos, en Rioja Baja, una empresa familiar por la que han pasado siete generaciones y que, durante muchas décadas, se ha dedicado a vender la uva. Pero desde finales de siglo decidieron empezar a elaborar sus propios vinos, y los de la Colección de Familia La Mateo se definen por ser producciones seleccionadas y limitadas, de sus viñedos más viejos. Este reserva, en su segunda añada (la primera fue 2011), compuesto por un 85% tempranillo, 10% graciano, 5% mazuelo, realizó la maloláctica en barricas y ha tenido 18 meses de crianza en roble francés nuevo. Cereza granate con ribete rubí, es complejo en nariz, con aromas de frutos negros en confitura (ciruela), minerales, torrefactados y recuerdos de regaliz negro. Buena constitución en boca, tiene amplitud y recorrido, bien de acidez y equilibrio, con taninos finos bien integrados y buena persistencia.
El tercero de la extensa denominación es de Bodegas Gregorio Martínez, otra firma con casi cincuenta años de historia. Finca Mazuelo 2015 (7,20 €) es la elaboración con la que me topé hace no muchos días y llamó mi atención. De un mazuelo con más de 30 años y a 700 metros de altitud, hizo parte de la maloláctica en barrica, donde luego permaneció 13 meses antes de ser embotellado. De color rojo picota con ribetes violáceos, muestra aromas de frutos silvestres, florales (violetas), balsámicos, caramelo rojo y un fondo láctico. Equilibrado en la boca, fresco, frutal, aromático, amable y con un final en el que se perciben notas de fruta madura (ciruela).
Continúo en la DO Cigales con la nueva añada del vino emblemático de la bodega César Príncipe, César Príncipe 2014 (20 € aprox.), un homenaje al padre de Ignacio, propietario de la firma. Se elabora con tempranillos seleccionados de entre 70 y 100 años, de rendimientos muy bajos, y en suelos de arcilla y arena en profundidad pero con canto rodado en superficie. Después de 14 meses en roble francés y americano, tiene un color picota intenso con tonos violáceos. Una nariz compleja y expresiva, con aromas de fruta en sazón, notas minerales, especiadas, hierbas aromáticas y recuerdos de after eight (menta con chocolate). Serio, estructurado, profundo, amplio y sabroso en la boca, con buen equilibrio y frescura, noble expresión tánica y final frutal arropado por nobles aromas de la crianza.
En Jumilla pongo el punto y final con Canalizo 2013 (sobre 22 €), de Bodegas Carchelo, otra etiqueta recomendable. Es la última añada de un coupage que suma al 40% de la autóctona monastrell, otro 40% de syrah y un 20% de tempranillo, y que ha permanecido 20 meses en roble francés. Cereza violáceo a al vista, en nariz resulta complejo e intenso, fino, con notas de frutos negros, especias, regaliz, balsámicos y fondo de chocolate. Bien constituido, con volumen, equilibrado y unos taninos firmes. Fresco, de buena longitud y complejidad aromática.
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