Bierzo alternativo


Madrid, 4 de febrero de 2010.AP.- Ayer se presentó en Madrid la asociación autóctona, agrupación de 17 pequeñas bodegas privadas de la DO Bierzo que suman cerca de la mitad de la comercialización total de vinos de esa zona leonesa. El acto, que tuvo lugar en el restaurante Sula, reunió a la mayor parte de la prensa especializada madrileña y hubo oportunidad de conocer de primera mano a los responsables de algunos de los más interesantes vinos bercianos y a sus vinos, entre ellos algunas novedades de interés.

Autóctona se presentó como una asociación creada para defender los intereses de esas pequeñas bodegas, escasamente representadas en los órganos del Consejo Regulador de la DO Bierzo. Aunque su presidente, Víctor Arroyo, propietario de la bodega Castro Bergidum, insistió en que no se trata de una asociación creada contra nadie, lo cierto es que puso también de relieve que las bodegas que integran suponen cerca de la mitad de la comercialización de vinos de la DO Bierzo y cuenta únicamente con dos de los diez vocales que integran su consejo regulador. El resto está copado por cooperativas y viticultores, lo que viene a ser lo mismo, sin que la peculiar normativa electoral de esas entidades tenga en cuenta que las pequeñas bodegas son también propietarias de una notable cantidad de viñedo pero no cuentan con representación como viticultores.

La asociación, gestada desde hace dos años y con alguna ausencia notable, como Descendientes de J. Palacios, la bodega de Álvaro Palacios, no se presenta como un lobby dentro de la DO Bierzo, sino como una confluencia de intereses que permite a las pequeñas bodegas estar presentes en foros donde no podrían llegar de forma individual. En el fondo subyace la vieja dicotomía calidad/cantidad materializada en las importantes diferencias de criterio que suelen enfrentar a las cooperativas con la iniciativa privada.

Bierzo moderno

Las 17 bodegas integradas en Autóctona representan en buena medida el perfil del Bierzo más actual, surgido a partir de finales de los noventa de la reivindicación de las viejas esencias del tinto berciano, laminadas por décadas de producciones basadas en los altos rendimientos que una variedad como la Mencía es capaz de proporcionar en el fértil suelo del fondo del valle del Sil. Las viejas viñas de laderas, a veces con pendientes inverosímiles, cultivadas mediante caballerías por no ser posible la mecanización, alumbraron unos vinos de marcada personalidad que contrastan de forma violenta con las vulgares producciones que abundan en muchas de las cooperativas y bodegas de mayor tamaño de la zona.

En el acto del restaurante Sula estuvieron presentes algunos de los nombres históricos de esa nueva corriente, como Castro Ventosa, ahora sin el concurso del enólogo Raúl Pérez, Luna Beberide, que ofreció su nuevo Art, Dominio de Tares, que inicia una nueva etapa con cambio de accionariado, la “gallega” Pittacum, propiedad de Bodegas Terras Gauda (DO Rías Baixas). Junto a ellas, otras menos conocidas, como Peique, Casar de Burbia o Luzdivina Amigo, y otras casi en acto de estreno, como la prometedora Tenoira Gayoso, que se presentó con un joven Tenoira ’08 de marcada frescura de Mencía muy bien dibujada.

Entre los vinos destacó la profundidad y atractivo del blanco Godello de Dominio de Tares, ya más que un buen indicio y más regular en su calidad tras unas primeras cosechas un tanto dubitativas, la personalidad de vinos como Tebaida, Art o Pittacum, la consistente calidad de los Bembibre, Viñademoya o Peique y los progresos de otras muchas marcas en un conjunto de un muy buen nivel medio a través del cual se puede conocer muy bien el mejor perfil actual de los vinos de la DO Bierzo.