No voy a contradecirme después de lo defendido en la anterior entrega, pero es que además estoy convencida de que en verano pueden seguir conviviendo toda clase de vinos. Dicho esto, la realidad es que las altas temperaturas animan más al consumidor a inclinarse por blancos y rosados en sus elecciones vinícolas. Y esto es lo que más importa, que se consuma vino del tipo que sea y como sea… otro de mis seguros, y defendidos, convencimientos.
Tras la anterior selección de tintos para el verano, es el turno de blancos y rosados, los clásicos ‘colores’ de cada verano. Vinos con los que me he encontrado en los últimos meses por diferentes razones (novedades, últimas añadas, encuentros con amigos…) y sin duda acierto seguro porque he incluido perfiles para todos los gustos y momentos.
Para comenzar dos Vinos de la Tierra de Castilla y León. Mauro Godello 2014 (sobre 39 €), de Bodegas Mauro y que nació en la añada anterior. Unas 3.700 botellas de un vino de producción limitada, procedente de dos fincas en Villafranca del Bierzo, a unos 700 metros de altitud, y pensado para ser un blanco de guarda (ya en el mercado la 2015). Fermentado en barricas de 500 litros, tuvo una crianza posterior de nueves meses con sus lías en madera. Nariz fina y con cierta complejidad, aromas cítricos, sensaciones florales (flor blanca) y un noble fondo mineral. Amplio, envolvente, graso a la vez que fresco, muy bien equilibrado, elegante en el paso y final de buena longitud.
Por su parte, LeDomaine 2016 (28 €) es un coupage de la bodega vallisoletana Abadía Retuerta con un 80% de sauvignon blanc y el resto de verdejo y algo de godello. Sexta añada de un vino que, tras cinco meses en barricas de roble francés, se presenta intenso y complejo en nariz, con aromas de fruta en almíbar, tostados, bollería horneada y notas cítricas (pomelo). Un blanco con estructura, untuoso, bien de acidez y con recuerdos cítricos y ahumados en el paso. Vino con recorrido.
De Montilla Moriles os traigo el Fino CB (6,25 €) de Bodegas Alvear, elaborado con Pedro Ximénez. Su nombre responde al de Carlo Billanueva en el 200 aniversario de su nombramiento como capataz de la bodega, homenaje con el que se referencia la costumbre de firmar con sus iniciales (CB) las mejores botas de vino durante el proceso de elaboración. Es un vino de color pajizo pálido, con una nariz intensa y punzante, aromas de crianza junto a recuerdos de frutos secos, levaduras, y notas almibaradas y tostadas. Sabroso, seco, ligero, con frescura y sedoso paso, pero donde al final sale cierto toque dulce.
Legardeta Chardonnay 2015 (14 €) es la nueva añada de este blanco de finca de J. Chivite Family Estates, en la DO Navarra, con la que además estrena imagen (nueva etiqueta y ahora en botella borgoña). Ha permanecido unos cinco meses con sus lías, el 20% en barrica, y presenta una notable riqueza aromática en la nariz, con notas de fruta carnosa y de hueso, flores secas y un fondo tostado y mineral. Cuerpo y volumen en la boca, donde resulta equilibrado, con buena acidez (notas cítricas), paso untuoso y final donde vuelven las notas tostadas y frutales.
De Raimat, en Costers del Segre, otro chardonnay trabajado con sus lías pero en este caso con xarel.lo, de unos 30 años, y una elaboración que conmemora el centenario de la bodega leridana (creada en 1914), Raimat 100 2015 (35 €). Una producción limitada de 1.700 botellas procedente de una viticultura sostenible pues la bodega cuenta con uno de los más importantes viñedos ecológicos de España. En nariz se muestra complejo e intenso, con aromas de fruta de hueso (melocotón), notas cítricas, florales y un punto tostado y ahumado. Bien constituido, sabroso, untuoso, recuerdos de frutos secos en el paso, cítricos, hierbas aromáticas y minerales. Persistente.
Quíbia 2016 (13 €) es la última cosecha del blanco de Ánima Negra, un VT Mallorca compuesto por un 60% de la tinta callet junto a 30% de premsal y 10% de giró ros, todas variedades autóctonas de la isla. Con finos matices en nariz, muestra aromas de fruta tropical y blanca, herbáceos frescos, notas cítricas y toque mineral. Agradable madurez en la boca, sabroso, una buena acidez que compensa la calidez del vino, ligeramente graso y un correcto final con recuerdos cítricos y minerales.
Luego, de la gama Parvus de Alta Alella (DO Alella), todo vinos ecológicos certificados, destaco el AA Parvus Chardonnay 2016 (9,15 €). Procede de los viñedos más jóvenes de la finca, situados en pequeñas terrazas muy cercanas al mar, sobre suelos ácidos (“sauló”) de poca materia orgánica y baja retención de agua, en el Parque Natural de la Serralada de Marina. Fermentado en barrica de roble francés y posterior crianza de unos tres meses, en nariz presenta una buena expresión frutal (fruta de hueso y tropical), junto a notas especiadas (vainilla), de flores blancas y finas maderas. Buen equilibrio, seco, carácter frutal, acidez correcta, paso untuoso y final con recuerdos de su paso por barrica.
Las siguientes etiquetas proceden de territorio galaico. La Fillaboa 1898 2010 (30 € aprox.) es un estreno en Bodegas Fillaboa. Un albariño de Rías Baixas, embotellado tras permanecer seis años en depósitos de inoxidable con sus lías, realizando batonage periódicamente, y del que han salido sólo 1.800 botellas. La uva procede del coupage de ocho parcelas de suelos franco-arenosos, cubiertos de cantos rodados, y el nombre conmemora el año en que por primera vez uno de los albariños de la bodega cruzó el Atlántico en un velero rumbo a Cuba, en aquel entonces bajo el nombre de “Vino del Condado de la Fillaboa”. Presentado hace menos de dos meses, en nariz mostraba aromas de fruta carnosa y almibarada, fruta desecada (orejones), notas tostadas y de bollería horneada, así como un marcado fondo cítrico (pomelo). Con una boca untuosa y voluminosa, mantiene una viva acidez bien integrada que aporta frescura, está equilibrado, de paso sedoso y con un final largo y persistente, donde vuelven los recuerdos amargos que lo refrescan.
Sin abandonar las Rías Baixas, dos nuevas añadas de albariño de la emblemática firma gallega Pazo de Señorans. Pazo Señorans 2016 (13 €), de viñedos próximos al mar sobre suelos de xabre (arenosos) y 5 meses en depósito sobre lías. Fino y limpio en nariz, aparecen aromas de fruta blanca madura y fruta carnosa y en almíbar (albaricoque), cítricos, hierbas aromáticas. Excelente equilibrio en boca, fresco, sabroso, de paso frutal y untuoso. Final varietal y persistente. El otro es Pazo Señorans Colección 2013 (19 €), de uvas seleccionadas y, nuevamente, con crianza en inoxidable sobre lías. Sale al mercado después de dos años en botella. Sutil, con aromas en nariz de fruta blanca, nota salina y punta cítrica. Franco y complejo en la boca, con cuerpo, serio, expresivo, equilibrado, graso y de largo final.
El último gallego de esta selección es un godello de la DO Monterrei, Vionta Godello 2016 (9, 95 €), una novedad de Bodegas Vionta, propiedad del Grupo Freixenet. Franco en nariz, se perciben aromas de fruta blanca y de hueso (manzana, melocotón), cítricos y nota anisada. Boca correcta; resulta ligero, amable, de paso frutal y cítrico.
De la castellana denominación Rueda opto por un par de elaboraciones de Bodegas Hermanos del Villar. La más joven es Oro de Castilla Verdejo 2016 (5,20 € aprox.), de viñas de suelo pedregoso con una media de edad de 26 años, que ha permanecido cuatro meses con sus lías. Vino muy auténtico, de nariz expresiva y limpia, con aromas de fruta carnosa y de hueso (albaricoque), cítricos, hierbas aromáticas y punto mineral. Equilibrio en la boca, sabroso, aromático, frutal, con cierta untuosidad, bien de acidez y final marcado por un toque amargo característico de la variedad. Luego, Oro de Castilla Finca los Hornos 2015 (12 € aprox.) procede de una sola viña de verdejo, ha sido fermentado en foudres de madera de 850 litros y tiene una crianza de nueve meses sobre lías en depósito. No exento de complejidad, muestra una noble reducción, aromas de fruta de hueso, notas amieladas, hierba recién cortada y ligeros recuerdos de frutos secos. Con cuerpo y equilibrio, tiene una adecuada acidez que compensa el paso amable y maduro. Final persistente donde aparecen notas de hinojo y fruta muy madura.
Otro de los estrenos de esta columna es el Maturana Blanca 2015 (7,50 € aprox.) de Bodegas Nivarius, en Rioja, firma que sólo elabora blancos. En este caso, pertenece a su “Colección de Monovarietales” y procede de los viñedos más altos de los que disponen, a 800 metros. Tras nueve meses en foudre de 3.500 litros sobre sus lías, resulta intenso en nariz, donde aparecen aromas de fruta madura y tropical, flores blancas, hierbas aromáticas y fondo tostado. De media constitución, boca con untuosidad, fresca, paso sedoso, sensaciones de fruta madura y cítrica, y final herbáceo que no molesta. De la misma casa es Nivarius Edición Limitada 2014 (sobre 15 €), en su caso la más reciente añada en el mercado. Un vino que elaboran a partir de la selección de las fincas con mayor potencial de envejecimiento y expresión varietal, apunta su enólogo, Pablo Tascón. Compuesto por un 65% de viura de más de 80 años, 30% de maturana y 5% restante de tempranillo blanco, tiene también una crianza de siete meses con sus lías en foudres, donde vinifican las variedades por separado. Con buena expresión y complejidad en nariz, se aprecian aromas de fruta blanca madura, hierbas aromáticas (laurel), balsámicos, minerales y recuerdos ahumados. En boca resulta seco, graso, aromático en el paso y final de buena intensidad con sensaciones cítricas, florales y herbáceas.
Sin abandonar Rioja, también la última cosecha de Izadi FB 2016 (9 €), de las alavesas Bodegas Izadi. Un vino fermentado en barrica durante tres meses, con un 80% de viura y malvasía el 20% restante. Limpio e intenso en nariz, surgen aromas de fruta blanca madura, junto a notas florales, ahumadas y tostadas. Equilibrado, fresco, ligera untuosidad y con un paso agradable y fluido.
Termino la relación de blancos con la última elaboración realizada por Gabriel Martínez en Bodegas Crápula, de su propiedad. Con sede en Jumilla, este Crápula White Sauvignon Blanc 2016 (5,30 € aprox.) no tiene DO Jumilla sino que aparece como vino varietal, sin más. De viñedos a 700 metros de altitud en suelos calcáreos y calizos, pobres en materia orgánica, resulta limpio, fragante, carnoso, exótico, fresco, con claros aromas amargos. Equilibrada acidez en la boca, con cierta carnosidad y una nota cítrica que le aporta frescura.
Los dos únicos rosados de esta selección son la última creación de Bodegas Muga en Rioja, y la nueva añada de Tombú, el prieto picudo de la firma leonesa Dominio Dostares. Flor de Muga (20 €) es el estreno de la histórica casa riojana, un garnacha de cepas viejas (entre 70 y 90 años), procedente de pequeñas parcelas de poco producción a 600-750 metros de altitud. Fino y delicado en nariz, con aromas de fruta roja (fresa) y de hueso (melocotón), junto a un agradable fondo floral. Untuoso y aromático en boca, sutil, con buena acidez, florales y tacto amable. Por su parte, Tombú 2016 (8,90 €) es un VT Castilla y León, de color rosa frambuesa, limpio y fresco, aromas de fresa y fruta en licor (cuando lleva un tiempo en la copa). Boca compensada, agradable, con riqueza aromática y un postgusto amargo que incita a beber. Buena acidez.
Esto es todo, por ahora, aunque seguro etiquetas suficientes para pesar estos días de verano en buena compañía y con buenas botellas. Hasta que nos volvamos a encontrar, buen disfrute y buen ‘kit-kat’!
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