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Madrid, 30 de noviembre de 2012. MS. - Se asentó en la Ribera del Duero hace dos años y lo hizo por la puerta grande de la mano del arquitecto británico Norman Foster, autor de esta impresionante bodega dotada de la tecnología más avanzada pero perfectamente integrada en el paisaje castellano de esta zona burgalesa. Galardonada con el prestigioso premio del Royal Institute of British Architects, la vista desde el aire muestra una estrella de tres puntas en la que cada ala tiene una función: nave de elaboración, su espectacular sala de barricas y botellero (que conforman unos originales e innovadores paneles), la primera a ras de suelo y las otras dos semienterradas, pero las tres conectadas en una sala central.

De puertas afuera la bodega está rodeada de viñedos, aunque las 160 hectáreas de que dispone están distribuidas en 26 fincas, todas de su propiedad, en los términos municipales de Roa, Gumiel de Izán, Villanueva y Gumiel del Mercado. Con el joven enólogo Raúl Quemada a la cabeza, solo elaboran tempranillo y la primera añada salida de estas instalaciones data de 2009, aunque el primer vino etiquetado como Portia nace en 2003.

.comEn la actualidad tienen ya cuatro marcas en el mercado, su joven Ebeia 2011, con cuatro meses de barrica; Portia crianza 2009; Portia Prima 2010, un vino muy interesante, con recorrido, procedente de viñas del paraje conocido como “El Pino”, plantado a 750 metros de altitud; y Triennia 2009, otro tempranillo seleccionado, en este caso de la parcela Pago Carronda, a 780 metros, y del que en pocos meses presentarán su segunda añada (también 2010, y del que saldrán unas 6.000 botellas).

Portia es el proyecto ribereño de la familia propietaria del Grupo Faustino, casa riojana con más de 150 años de historia que inició su aventura en la Ribera en la década de los noventa. Ahora celebran su segundo aniversario más que asentados en la zona, bien posicionados en los mercados, y con una bodega adaptada a los nuevos tiempos y abierta al público mediante variadas propuestas como son sobrevolar los viñedos en globo, asistir a una exposición de arte contemporáneo o participar de catas de productos gourmet. Sumar a esto, además, la posibilidad de utilizar sus instalaciones para reuniones de empresa y almuerzos o cenas privadas en su espacio de restaurante con vistas al viñedo, o en el reservado sobre la sala de barricas.