Madrid, 14 de diciembre de 2015. MS. – Después de 16 años de su llegada a la Ribera del Duero, Legaris estrena elaboración, Calmo 2009. Un vino sobre el que venían trabajando hace años, que nace como el top de la bodega, y que culmina un proyecto de estudio y selección de viñedos únicos donde lo importante es la variedad y sus posibilidades sobre el terreno.
Esta nueva etiqueta, además, forma parte del proyecto “Selección de viñedos únicos” que se lleva a cabo, en los últimos años, en todas las bodegas del Grupo Codorníu Raventós, al que pertenece Legaris.
Calmo 2009 marca un nuevo camino en la casa ribereña, como apunta Jorge Bombín, su enólogo desde 2008. “Esto es un punto y seguido, el inicio de una nueva etapa para nosotros en Legaris porque, a partir de aquí, vamos a lanzar cosas nuevas que irán apareciendo cuando veamos que alcanzan el momento oportuno”. Novedades, en todo caso, asentadas en la calidad de las uvas y la selección.
Por el momento, con este nuevo vino, monovarietal de tinto fino, buscan reflejar la tierra de la que proceden, viñas prefiloxéricas de micro fincas de proveedores situadas en Tubilla del Lago (Burgos), a 930 metros de altitud. Unas cepas centenarias elegidas en pro de la elegancia, y después concentración obtenida a través del aprovechamiento del ‘lagrimeo’ (o vino de lágrima nocturna, como lo denominan), sistema que consiste en recuperar el vino que queda en la pasta, tras el prensado, y que no estrujan sino que dejan que vaya cayendo durante toda una noche. “De ese goteo durante una sola noche, el vino recogido se introduce en barricas y permanece allí hasta el final de su crianza. Si las viñas centenarias nos dan la elegancia, la lágrima nocturna nos da la expresividad y concentración”, explica Bombín.
Legaris Calmo 2009 (70 €) ha fermentado con sus levaduras autóctonas, hizo la maloláctica en barrica y tiene una crianza de 20 meses en madera. En total, solo siete barricas nuevas francesas y una primera edición limitada de 1.450 botellas, embotelladas en noviembre de 2011 y que ahora salen al mercado, cuatro años después.
El resultado, un vino corpulento, complejo, bien armado, con notas tostadas, de fruta negra en confitura, juanola, aromas especiados, mina de lápiz, montebajo y toques minerales. Boca elegante, fina, de buena acidez y noble tanino pulido. Equilibrado, expresivo, con buen carácter frutal, gran estructura y largo postgusto.
La bodega Legaris fue inaugurada en 1999 y su viñedo, unas 93 hectáreas en propiedad, tiene ya 17 años, aunque por ahora controlan otras 140 de proveedores habituales, cantidad que dicen irán supliendo, poco a poco, cuando las propias se vayan haciendo más mayores. “Nosotros desde el principio hemos apostado por plantar viñas porque es lo que nos da consistencia y sostenibilidad al proyecto”, dice convencido su enólogo. Sus viñas se localizan en los municipios de Curiel de Duero (Valladolid) y San Martín de Rubiales (Burgos), mientras las instalaciones de la bodega se ubican en el Valle del Cuco, entre el Castillo de Peñafiel y el Castillo de Curiel, en la provincia vallisoletana.
Deje su comentario
Debe estar logged in para comentar.