Madrid, 19 de mayo de 2015. MS. – Presentar la nueva imagen de los vinos de Abadal, y el relevo generacional en la dirección general de la compañía han servido de excusa a Valentí Roqueta, Presidente de Abadal, para acercarse a Madrid y junto a él y su hijo, Ramón Roqueta, catar algunas de las nuevas añadas de la firma.
La novedad de las etiquetas es reflejar el paisaje y el entorno que rodea sus viñedos; y en la empresa, el enólogo Ramón Roqueta Segalés asumiendo, progresivamente, las labores de Director General en una nueva etapa marcada por el rediseño de las gamas de vinos, mayor inversión en I+D y más presencia en los mercados internacionales. Pero hasta llegar a este momento, la historia de Abadal arranca en 1983, cuando su padre funda la bodega junto a la masía donde la familia ha elaborado sus vinos durante más de ocho siglos; de entonces, entre otros aperos y herramientas, conservan, en cuevas subterráneas, las botas donde continúan envejeciendo los vinos rancios que se elaboran en estas tierras.
Valentí Roqueta Guillamet es un destacado empresario catalán nacido en el seno de una familia ligada al vino desde siempre. La historia de esta casa comienza hace unos 800 años en una familia de agricultores, en la Masía Roqueta (fechada en 1199) en Santa Maria de Horta de Avinyó. En 1898, cuando la filoxera arrasa las viñas de la comarca del Bages, el abuelo de Valentí inicia su bodega con el negocio de compra y venta de vino, pues la replantación llegaría tiempo después. Aunque comenzaron con variedades foráneas, su apuesta son las autóctonas “pero sin olvidar ni abandonar las que en aquel momento nos dieron el empujón”, apunta Valentí Roqueta, quien crea Abadal en honor a las raíces y a la tradición vitivinícola de la familia en el Bages, con la intención de recuperar el pasado vinícola de la zona y con el compromiso de que sus vinos reflejen el territorio del que proceden, su singularidad.
Ahora convertida en bodega de referencia en la DO Pla de Bages, Abadal es un proyecto al que suman los vinos que Ramón Roqueta elabora en DO Catalunya, y un tercero en Terra Alta, LaFou Celler. “En todos, el paisaje para nosotros es un elemento vital en la expresión del vino”, apunta el joven enólogo.
El viñedo de Abadal ocupa 50 hectáreas entre terrazas, valles y zonas boscosas a altitudes de entre 400 y 600 metros, donde las variedades autóctonas (blancas picapoll y macabeo; tintas sumoll, mandó y ull de llebre) conviven con las francesas más afamadas.
De los vinos presentes en el encuentro, comenzamos con Abadal Picapoll 2014 (11 €), uno de sus jóvenes “y que respira bosque”, apuntaba su autor. A partir de esta añada hay una mayor selección de viñedos y tiene una crianza de tres meses en depósitos sobre lías. Nariz expresiva, fresca, que presenta aromas florales y de fruta blanca; la boca se caracteriza también por la frescura y un paso fino y ligero.
Abadal Nuat 2011 son palabras mayores. Un vino del que elaboran entre 3.000 y 4.500 botellas (sobre 30 €) compuesto por un 80% de picapoll de unos 75 años y 20% de macabeo. Con una crianza sobre lías de diez meses en depósito, a su color doradito le siguen notas minerales, herbáceas, de fruta madura, carnosa, y cierta melosidad que aparece de nuevo en la boca, untuosa, con una viva acidez y buena persistencia.
En el apartado de los tintos, Abadal crianza 2011 (11 €) en un coupage de merlot y cabernet sauvignon a partes iguales, con diez meses de barrica, balsámico, equilibrado, donde los aromas caminan entre fruta roja, confitura, cacao y claras notas especiadas. Boca elegante y de paso agradable.
Abadal 3.9 2009 debe su nombre a la parcela de la que procede, la 3.9, “una finca con suelos de piedra calcárea, escarpada, difícil, pero que da vinos profundos y elegantes”, explica Ramón Roqueta. Elaborado con un 85% de cabernet sauvignon de 35 años, y un 15% de syrah, en función de la añada producen unas 27.000-29.000 botellas (sobre 22 €). Con un año de crianza en barrica francesa, es un vino más complejo, rico en matices, mineral, balsámico, con aromas de fruta roja, notas especiadas, recuerdos de chocolate y caja de puros, y agradable madurez. Boca amplia, equilibrada y potente, con nobles taninos y de largo recorrido.
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