Madrid, 9 de diciembre de 2018. MS. – XC Palo Cortado es la última novedad que la firma jerezana González Byass ha presentado al mercado. Nuevo pero un vino fruto de la historia y la experiencia de siglos atrás, pues fue en los largos viajes por mar como se pudo descubrir lo bien que aguantaban y evolucionaban los vinos de Jerez en aquellas interminables travesías. Con esta elaboración se recupera aquella tradición y rinden homenaje a los marineros que circunnavegaron el mundo en el siglo XVI. Conocidos como de “Ida y Vuelta”, fueron muy populares en el comercio de ultramar llegando a quintuplicar su precio al regresar a Cádiz justificándolo en la mejora de sus cualidades organolépticas, una singularidad debida a factores como la temperatura, la presión y, sobre todo, el vaivén continuo de las olas del mar. Antonio Flores, enólogo de González Byass, recordaba al respecto un dicho popular el día de la presentación. “…Mareado, el buen vino de Jerez, si valía 5 vale diez”. Práctica, eso sí, que finaliza a finales del siglo XIX.
Pues ahora, siglos después, la bodega presenta este nuevo palo cortado de uva palomino que ha viajado durante seis meses en la cubierta del Buque Escuela Juan Sebastián Elcano, coincidiendo con la conmemoración del 500 aniversario de la primera vuelta al mundo realizada por la expedición Magallanes-Elcano. Una gesta de la que parece sólo lograron regresar 18 marineros, recordaba Mauricio González-Gordon, presidente del grupo jerezano. Y añadía, respecto al vino, que en aquellos siglos la mayoría de los descubridores llevaban vinos de Jerez en las bodegas de los barcos porque eran de los que mejor se conservaban en los viajes.
La cosecha elegida ha sido 1990, coincidiendo además con el que ha sido el 90 crucero de instrucción del Juan Sebastián Elcano. Antonio Flores explicaba que de dicha añada disponían de 35 botas, y era importante saber cuáles eran las que iban a viajar en el barco dada la limitación de espacio además de los meses que duraría la travesía. “Necesitamos dos medias botas, de 250 litros cada una, que no llenamos del todo, y que no fueran nuevas para evitar la aportación aromática, por lo que utilizamos “botas de desbarato” de la Solera Leonor, con una edad media de entre 30-40 años”.
Una vez elegidas “por su capacidad de evolución”, embarcaron el pasado 11 de febrero, en Cádiz, y el regreso tuvo lugar el 11 de agosto… En total, 181 días de navegación (19.604 millas náuticas), con escala en diez puertos, y seis meses en los que han padecido chubascos, vientos, oleajes (olas de 6-9 metros), hielo, nevadas, y una sensación térmica media de -11º. Durante el viaje estuvieron ubicadas en dos espacios que les hicieron en la cubierta del barco, “lo que creo que ha favorecido al vino”, añadía Flores, una a estribor y otra a babor. Una vez en tierra, el líquido resultante se ha convertido en 550 botellas a la venta.
En lo que a la cata respecta, la añada 90 (vino de Ida) se muestra cargada de notas frescas, finas, aromas de manzana y frutos secos. Un vino glicérico, vivo, muy entero, con notas amargas finas y de largo postgusto largo. En cuanto a XC Palo Cortado (vino de Vuelta), “no sabíamos qué iba a pasar”, adelanta Flores, un vino que, durante el trayecto, ha tenido un 8% de evaporación. El resultado presenta un color más ambarino que el de ida. Además, marcada acidez, más potenciada que en el anterior, pero también más presente el alcohol. Madera integrada, nota ahumada, fondo tostado, recuerdos de vainilla, aromas salinos, con más grasa en la boca, amplio, y un postgusto en el que imperan las notas cítricas.
El precio, 550 € para el estuche (180 unidades) que incluye una muestra de 200 ml, y después 370 botellas en cajas individuales a 360 € cada una.
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