Aunque pareciera que no dado tan largo silencio, lo cierto es que han sido intensos meses e interesantes encuentros, vinícolas entre ellos, por supuesto. Un tiempo en el que ha acontecido la última vendimia que en los próximos meses empezaremos a ver embotellada. Pero hasta entonces no dejan de aparecer nuevas añadas de vinos que estaban terminando su reposo. Son algunos de éstos los que nutren esta nueva selección, una vez más variada por procedencia pues en cuanto a tipología dominan las elaboraciones tintas, eso sí, de muy diversa índole. Viajes, visitas, muestras y salones son las fuentes de información con las que vuelvo a alimentar éste mi particular y personal rincón de cata. Condición en la que insisto porque el gusto, las sensaciones y percepciones son de cada uno, y aquí hablo desde las propias. ¡Salud!
Con Abadal 3.9 2011 (22,50 €) comienzo esta entrega. Desde Pla de Bages, es el tinto emblemático de la familia Roqueta. Un vino de finca elaborado con cabernet sauvignon y syrah de viñedos en terrazas con suelos calcáreos sobre arcilla roja. Ha tenido una crianza de doce meses en madera nueva, y su nombre identifica el lugar del que procede: polígono 3, parcela 9. Presenta un color rojo picota de gran capa, y la nariz es expresiva, de gran franqueza, con aromas de fruta roja y negra (cereza, ciruela), notas balsámicas y especiados. Equilibrado en boca, sabroso, fresco, amable y frutal, con una agradable sensación balsámica. Buena longitud.
Sin abandonar Cataluña os propongo probar la añada 2013 de La Pedrissa (cariñena o samsó) y La Personal (garnacha peluda), dos interesantes referencias de la tarraconense Edetària (38 €/c.u.), el proyecto personal de Joan Lliberia en Terra Alta. Entregado, por convencimiento, a los vinos de terroir, todas sus elaboraciones reflejan el lugar del que nacen. Éstas dos son un claro ejemplo, cuyos nombres se deben a las fincas de la que cada uno proceden.
La Pedrissa procede de viñas viejas de cariñena de más de 80 años plantadas en suelos pobres y calcáreos. Tiene un color rojo picota, con una nariz compleja, limpia e intensa. Aromas minerales, frutos negros, de fruta bien madurada, notas especiadas y fondo de hierbas aromáticas. Bien constituido, vivo, con adecuada frescura y de nuevo recuerdos a especias en el recorrido.
La Personal está elaborado con garnacha peluda de más de 60 años, de la que sólo tiene 1.200 cepas y elaboran 1.200 botellas. En su caso muestra un claro carácter mediterráneo, con aromas de fruta roja y del bosque, hierbas aromáticas (tomillo, romero) y notas minerales que aportan complejidad. De viva acidez resulta fresco, con un paso balsámico al tiempo que maduro y amable. De buena estructura y persistencia.
De Cava tengo el Juvé & Camps Gran Reserva 2012 (32, 60 €), embotellado por vez primera en el año 72 y que sale a la venta con unos 42 meses de crianza. Amarillo dorado verdoso. Limpio y complejo en nariz, intenso, con aromas de fruta escarchada y blanca (manzana), bollería, cabello de ángel, herbáceos frescos, monte bajo y finas notas de crianza. Seco en la boca, con viva acidez, amable, untuoso e incluso goloso. Final de buena persistencia.
Cambio a tierras riojanas para iniciar la relación con un blanco que me sorprendió en el momento que ‘nos conocimos’ y que a día de hoy está muy bien para ser ‘contado’. Se trata de Montes Obarenes 2013 (42 €) de la bodega Gómez Cruzado, con 85% de viura y 15% de tempranillo blanco, de la que han salido sólo 2.950 botellas y elaboración con la que culmina su colección de vinos de pueblo, un proyecto que han llamado “Selección Terroir” y que incluye los tintos Cerro Las Cuevas y Pancrudo. Responde a la nueva etapa que vive esta firma, ahora bajo la dirección de Juan Antonio Leza y David González, dos jóvenes enólogos que buscan, a partir de estos vinos, la expresión de terruños muy concretos de Rioja. Montes Obarenes tiene una crianza sobre lías que ha combinado en barrica nueva francesa con un tercio en huevo de hormigón. A la vista presenta un intenso color dorado, y en la nariz tienen gran complejidad y riqueza aromática. Notas de fruta de hueso (albaricoque) y desecada pero también mentoladas, hierbas aromáticas, aromas minerales, ahumados y sutiles recuerdos de la barrica. Luego en boca es contundente, con volumen, carnoso, de gran recorrido y excelente acidez que le augura un gran futuro. Buen carácter frutal y final muy largo con toque cítrico agradable.
En cuanto a sus vecinos del Barrio de La Estación, La Rioja Alta, van sacando de a poquito las nuevas añadas de sus diferentes vinos. En este caso os hablo de Torre de Oña Reserva 2012 (15 €) y Viña Alberdi Crianza 2010 (11 €). Torre de Oña ‘12 es un tempranillo con un 5% de mazuelo, 18 meses de crianza en diferentes robles, y en esta cosecha muestra un salto cualitativo. Cereza intenso con ribete granate, muestra una nariz elegante y compleja con aromas de fruta negra bien madura y en confitura, especias, notas de café y nobles maderas.
Equilibrado en boca, maduro, de finos taninos, paso sedoso y un final expresivo donde permanecen aromas frutales y recuerdos de su paso por barrica. Respecto a Viña Alberdi ‘10, monovarietal de tempranillo con dos años en roble americano, muestra un color cereza granate con ribete rubí. Intensidad aromática, notas de fruta roja en sazón, pastelería, mermelada y especias dulces. En boca es fresco, fluido, envolvente, de suave paso y final agradable rico en matices.
Sigo en el vecindario para continuar con Sela 2013 (16 €), la añada más reciente del vino más joven de Bodegas Roda. Tempranillo con un pelín de graciano (2%) y doce meses de crianza en roble francés semi nuevo. Presenta un color rojo picota; nariz intensa, con aromas de fruta roja en confitura, notas balsámicas, torrefactos y finas maderas. Agradable y fresco en la boca, balsámico, taninos finos, con equilibrio, amable, goloso, con carácter.
Desde la rioja navarra tengo la nueva añada de Finca Monasterio de Barón de Ley, Finca Monasterio 2014 (19 €). Nació en el año 99 y se compone de un 85% de tempranillo, hoy con más de treinta años de edad pues se plantó en 1985, que complementan con otras tintas de la zona. Ha permanecido 18 meses en roble nuevo francés y luego otro seis en foudres de 10.000 litros. Recién llegado y por eso entero todavía, presenta un color cereza intenso. En nariz hay aromas de fruta roja en mermelada, notas balsámicas, especiadas, torrefactadas, envueltas con nobles recuerdos de su paso por la madera. La boca es amplia, sabrosa, con una buena acidez y estructura, y postgusto expresivo. Redondeará en la botella.
Por último, Izadi Selección 2011 (13 €) que en su caso procede de la Rioja Alavesa y vuelve tras diez años desde que saliera su última añada, la 2001. Izadi recupera con este vino uno de sus iconos, procedente de una selección de sus viñas viejas de tempranillo y graciano (20% del coupage), con una media de edad de 54 años. Tras 16 meses en roble francés y americano, muestra un color granate con ribete rubí. Nariz rica en matices, con aromas de fruta roja madura, pimienta, notas ahumadas, nobles maderas y fondo mineral. Bien constituido, sabroso, con un buen equilibrio y presencia frutal en el paso de boca. Fresco, amable y con buena longitud.
A partir de aquí, la relación continúa con etiquetas de variadas procedencias. La primera Habla nº 14 2012 (22 €), de origen extremeño aunque lo que a Juan Tirado, su propietario, le gusta remarcar es que se elabora a partir de una selección de las mejores uvas; en este caso, syrah. Ha permanecido un año en roble francés y a la vista presenta un color rojo cereza. Nariz compleja, con aromas de fruta negra en mermelada, especias, balsámicos y notas florales. Intenso y amplio en la boca, carnoso, con noble tanino por pulir y notas de una fina crianza que permanecen en el paso. Final balsámico y frutal. Uno de los ‘top’ de la firma.
Desde la bodega toledana de Vallegarcía, situada en los Montes de Toledo y que este año está celebrando su décimo aniversario, la última añada de su emblemático tinto, Hipperia 2012 (24 €). Un coupage de uvas foráneas, con predominio de la cabernet sauvignon (por encima del 50%) a la que acompañan merlot, cabernet franc y petit verdot –con mayor presencia en las añadas cálidas–, vinificadas por separado siendo tras la crianza cuando conforman el ensamblaje final. Tras un año de barrica en roble nuevo francés, tiene un color rojo granate. Complejo en nariz, presenta aromas de fruta roja sazonada, notas minerales, de eucalipto, toques especiados y de hierbas aromáticas. Maduro y amable en la boca, aromático (balsámico) de buena constitución y cierta amplitud.
También Pago de los Balancines ha llegado a sus diez primeras añadas, cumpleaños que celebra con el lanzamiento de dos nuevos vinos, Huno Blend 2014 (10 €) y Huno White 2015 (8,5 €). Al amparo de la DO Ribera del Guadiana. El primero nace como homenaje a Huno, el tinto de referencia de la bodega, es decir, con esta cosecha pasa a llamarse Huno Blend y estrena etiqueta. Garnacha tintorera, syrah, tempranillo, cabernet sauvignon y graciano, pero mezcla que puede variar cada año tanto en uvas como en porcentajes. Al igual que su crianza, entre nueve y doce meses. Una elaboración color granate, con notas de fruta madura, aromas especiados y recuerdos balsámicos. Carnoso en la boca, recuerdos de la crianza y fresco en el paso. Pero es Huno White el que me ha hecho más gracia. Es el nuevo blanco de la casa, un joven chardonnay con cuatro meses de crianza en barricas nuevas sobre lías. Amarillo a la vista, presenta notas de fruta de hueso, flores blancas, panadería. Boca cremosa, gracias a ese contacto con las lías, y con estructura, intensa, fresca y frutal.
El siguiente es uno de esos vinos que yo catalogo como ‘simpáticos’ (concepto al que dediqué hace tiempo una de estas columnas). Lo primero porque el nombre así me lo parece, Plic plic plic 2015 (11 €), y que desde Terra de Falanis, sus elaboradores, explican que responde al ruidito que hace la lluvia. Y luego porque es un vino sin pretensiones, correcto, que no roba protagonismo en la mesa pero que apetece seguir bebiendo sin necesidad de discursos enológicos. Como en aquel artículo apuntaba, uno vino que da ‘buen rollo’. Con una imagen además divertida, este Montsant se compone de garnacha, cariñena y syrah, y ha permanecido seis meses en barrica. Rojo granate, en nariz se muestra fresco, con aromas de frutas silvestres, notas minerales, reflejo de la tierra de que procede, y balsámicos. Boca equilibrada, aromática, de buena expresión frutal y tanino integrado. Una elaboración de perfil mediterráneo. De la misma ‘familia’ son Muac y Bla, Bla, Bla…
En sintonía con estos puede estar Montebaco Rosado 2015 (9 €), de Bodegas Montebaco, localizada en la Ribera del Duero, entre Valbuena de Duero y Pesquera. Una combinación de merlot y tempranillo, de viñedos propios situados a unos 800 metros de altitud sobre suelos arcillo calcáreos. Como el resto de elaboraciones de la bodega, es obra del enólogo César Muñoz. De un rosa más pálido que en añadas anteriores –como mandan las tendencias– muestra aromas de frutas rojas (fresa) y agradables recuerdos cítricos que se mantienen en la boca, donde el tanino está pulido y el paso resulta fino y frutal.
Palabras mayores es este mencía de Dominio de Tares, P3 2009 (45 €), procedente del Bierzo. Elaborado a partir de cepas pre-filoxéricas y criado durante 16 meses en barricas nuevas francesas a las que han seguido 24 meses de botella antes de salir al mercado. Rojo granate, con una nariz fina, compleja expresiva, donde destacan aromas de fruta roja y negra en confitura, balsámicos, notas de regaliz y frutos secos. En boca se muestra profundo, sabroso, con volumen y agradable calidez. Taninos amables y maduros. Largo y recuerdos balsámicos y de chocolate en el postgusto. Gran vino.
Y pongo la guinda con el Very Old Amontillado VORS de la centenaria bodega Harveys. Una joyita vinícola con más de 30 años de vejez, elaborado con palomino fino de la zona de Jerez Superior, y cuya crianza es biológica y oxidativa. De color ambarino topacio. Rico en matices olfativos, dominando aromas de su larga crianza, finas maderas y fondo de frutos secos (avellana). En boca se presenta muy seco, sabroso, aromático y complejo. Glicérico y punzante, con buena acidez y amplio paso de boca. Final de agradable amargor y gran persistencia.
Una relación que se ha hecho esperar pero con bastantes referencias, creo, para elegir y probar hasta que llegue la próxima. Seguro más rápida pues las Navidades vuelven a estar a la vuelta de la esquina…
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