Rebrote de las ramas de un alcornoque a los
nueve meses tras un incendio.
Foto: IPROCOR
nueve meses tras un incendio.
Foto: IPROCOR
Madrid, 4 de septiembre de 2012.-RP.-El devastador incendio que arrasó el pasado mes de julio más de 14.000 hectáreas de bosque en el Alt Empordà se llevó por delante un 0,2 por ciento de la superficie mundial de alcornocales, según informa el Instituto Catalán del Corcho (ICSURO).
Sin embargo, según los técnicos medioambientales de Cork, una iniciativa de la industria corchera española, al menos el 95 por ciento de estos árboles sobrevivirá y rebrotará, permitiendo su uso en la elaboración de corchos para vinos y cavas, entre otros. El alcornoque se adapta a convivir con el fuego gracias a su corteza de corcho y a su gran capacidad para rebrotar, pues a los pocos meses de sobrevivir a un incendio ya muestra algunas ramas en su copa.
Los estudios sobre este asunto demuestran que una capa de corcho de más de dos centímetros de espesor protege a los alcornocales de los fuegos más intensos, lo que, unido a su aptitud para rebrotar, convierte a esta especie en una superviviente nata de los incendios forestales. En el caso del incendio que asoló la región catalana el pasado julio, los alcornocales serán protagonistas para mantener el malogrado ecosistema. Según los expertos, en dos décadas se podrá de nuevo extraer corcho de calidad de los alcornocales afectados. El responsable de Medio Ambiente del ICSURO; Iván Fernández, comenta que “tras la extinción del fuego, lo más importante será planificar de forma muy detallada todos los procesos necesarios para garantizar el éxito de la repoblación de la zona afectada. El primer paso será la recuperación del suelo y tras esto iniciar las tareas para facilitar el rebrote y valorar si es necesario incorporar nuevas cepas”.
En España se encuentra el 25 por ciento de la superficie mundial de bosque de alcornocales, que acoge a especies animales y vegetales de una riqueza única (árboles como la encina, arbustos como el madroño o especies como lobos, linces o jabalíes habitan en los bosques de alcornoques), además de proporcionar un recurso renovable como el corcho y de ser el material más utilizado para taponar vinos de calidad en nuestro país. Esta, es, dentro de la tragedia, la buena noticia de un verano plagado de incendios forestales catastróficos para el medio ambiente.
Bajo el agua también resiste
El corcho no solo es resistente a los incendios, sino que en condiciones ambientales adversas como el fondo marino, también muestra una sorprendente capacidad de aguante. Al menos así lo demuestran los tapones encontrados en el fondo del mar del Cap del Volt, en el municipio gerundense de Port de la Selva.
Estos corchos, de 2000 años de antigüedad, han sido analizados por el Centre d’Arqueología Subacuática de Catalunya y por el ICSURO, quienes han concluido en un estudio que los componentes que dotan de elasticidad y capacidad de compresión al corcho se mantienen sin apenas cambios tras varios miles de años bajo el agua, lo que hace de este material un elemento idóneo como tapón para conservar vino. Ya en el año 3000 AC se utilizaba el corcho en ánforas y recipientes similares que guardaban alimentos en Egipto, Persia y Babilonia.
El corcho posee propiedades microcelulares muy útiles para la conservación de vino en la botella, gracias a su permeabilidad y su capacidad de disolución en el vino, que da paso al equilibrio entre los necesarios procesos de reducción y oxidación.