Raimundo Fernández Villaverde, 26. Madrid
Tel. 915 338 715
Cierra domingo noche y lunes.
www.lakasa.es
César Martín se dedica a la gastronomía desde que terminó su formación inicial en la Escuela de Hostelería de Madrid, y su incorporación al equipo de Arce, el restaurante de Iñaki Camba, iba a determinar lo que tiempo después distinguiría su cocina con la caza como una constante en su oferta que bien conoce gracias a esta etapa profesional. Tras esto recaló en Balzac, donde puso su sello personal y después hizo sus primeros pinitos como propietario en la Abacería de la Villa junto a Miguel Llanos. Después pasaría por diversas cocinas vinculadas al ‘particular’ Andrea Tumbarello hasta que, hace menos de dos años, puso en marcha su propio restaurante con la ayuda inestimable de su pareja y compañera de viaje, Marina Launay.
Ahora desde su casa, Lakasa, es César Martín quien ha tomado las riendas del negocio y la cocina, trabajando de sol a sol pero encantados con su trabajo y los resultados que en este tiempo están obteniendo, premios y reconocimientos gastronómicos incluidos; el último como Restaurante Revelación en los premios Metrópoli 2012.
Aquí aúna experiencia, conocimientos, dominio de la materia y gran ilusión. Una cocina sencilla pero bien elaborada, un buen producto de temporada y una carta breve que se puede disfrutar en raciones y medias raciones como manera de probar más cosas. Los tiempos de la creatividad llevada a sus últimas consecuencias terminaron, decisión a celebrar, y aunque César nunca fue uno de sus representantes en su cocina sí se aprecia la sensatez; todo está justificado, no comete excesos ni estridencias innecesarias. Como adelantaba, la caza es uno de sus fuertes, y muy recomendables sus diferentes pizzas como la Arce, con ibérico ahumado, o la Yvonne, con mojo canario, o la de pisto con yema de huevo. Se puede comenzar con unos buñuelitos de Idiazábal y con sus personales croquetas de calçots, muy ricas y que sirven en rejillas minis de freidora con salsa romescu, o probar el foie casero que presentan caramelizado. La oferta de pescados varía en función del mercado y entre las carnes hay elaboraciones de caza pero también una muy buena hamburguesa de ternera de Guadarrama a cuchillo y sus manitas rellenas de rabo estofado, a día de hoy ya un ‘clásico’ recomendado de la carta pero ojo con lo que se acompaña porque el plato es muy potente. En líneas generales, una carta con opciones para todos los gustos.
En lo que a la cosa vinícola respecta, dominio de Marina además de llevar la sala con orden y grandes dosis de afabilidad, la oferta resulta atractiva gracias a su variada y original selección en la que tienen cabida etiquetas foráneas, champagnes incluidos. Lo que a los representantes patrios atañe el recorrido es bastante completo, pero lo mejor de todo es que huye de clasicismos y ‘marquismo’ con lo que da oportunidad a zonas, etiquetas y bodegas menos conocidas que, a quien se deja, suelen sorprender. Una apuesta que, en los tiempos que corren, merece ser reconocida.
El espacio resulta acogedor, luminoso, y en su estilo moderno se cuelan detalles industriales por las tuberías a la vista que recorren el local. Tienen barra y comedor aunque en origen contaban además con un saloncito de espera que tuvieron que recuperar, al poco de abrir, dado que necesitaban más espacio para los comensales. No obstante, el restaurante es también agradable para tomar una copa de sobremesa momento para el que la oferta tampoco es menor. Mara Sánchez
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