Algunas ya hacían acto de presencia a finales de año, pero es a partir del primer trimestre cuando comienzan a aparecer la mayor parte de las nuevas añadas. Siendo blancos y rosados los más madrugadores, también son muchos los que aguantan algún mes más en bodega. Un tiempo que siempre agradecen los productos y, por ende, el paladar del consumidor.
Dos navarros dan comienzo a esta entrega, ambos bajo el paraguas de la denominación. Chivite Colección Blanco 2015 (55 €), el emblemático chardonnay de Chivite que en esta nueva añada se presenta en una edición especial, homenaje a su creador Denis Dubourdieu, la última cosecha que vendimió el prestigioso enólogo. Dubourdieu comenzó la relación con la bodega en el año 93 y su sucesor desde el año 2012, César Muñoz, recuerda la pasión que sentía por la chardonnay, procedente de la Finca de Legardeta, donde disfruta de un clima atlántico-continental. Con once meses en roble francés, muestra un atractivo amarillo dorado verdoso a la vista. Complejo en nariz, rico en matices, con aromas ahumados, tostados, frutos secos, flores blancas y fondo cítrico. La boca es amplia y carnosa, con volumen, paso cremoso y con una acidez perfectamente integrada que aporta frescura. Final de gran longitud y elegancia que reproduce los aromas de la nariz.
Por su parte, Bodegas Otazu lanza Otazu Chardonnay 2017 (9,13 €), con 4 meses en depósito con sus lías antes de salir al mercado. De color amarillo verdoso alimonado, tiene una nariz expresiva y rica en matices, aromas de fruta cítrica y de hueso, notas ahumadas, lácticas, junto a recuerdos tostados y especiados. Untuoso, paso amable, con recuerdos de fruta de hueso en el paso junto a notas cítricas y ahumadas.
Siguiente destino, Galicia; desde Rías Baixas, seis nuevas añadas procedentes de cuatro bodegas. De Lagar de Cervera, la firma del Grupo Rioja Alta, sus dos nuevos blancos. Lagar de Cervera 2017 (10 €), monovarietal de albariño que ha permanecido con sus lías hasta ser embotellado. Amarillo pajizo con tonos verdosos, en nariz presenta buena intensidad varietal, aromas de fruta blanca (manzana, pera) y de hueso (melocotón) y un fondo cítrico. En boca se muestra vivo por su marcada acidez, sabroso, tiene un paso frutal, pero al final vuelve esa acidez. Le vendrá bien el tiempo en botella. Por el contrario, el pequeño de la casa, Pazo de Seoane Rosal 2017 (8 €), se encuentra mejor en este momento. Compuesto por un 68% de albariño, 11% de caiño y treixadura, y 10% de loureiro, muestra un color pajizo pálido verdoso. Fino en nariz, intenso, aparecen aromas de fruta fresca, cítrica, junto a recuerdos de heno y hierbas aromáticas. Boca sabrosa, aromática, fresca, equilibrada, fina y fluida, con notas de fruta blanca en el paso.
Mar de Frades, propiedad de otros ‘potentes’ riojanos (Grupo Ramón Bilbao), presenta Mar de Frades Albariño Atlántico 2017 (14,29 €), fruto de la vendimia más temprana en la historia de la bodega, la última semana de agosto. A la vista amarillo pajizo alimonado, se muestra directo, con predominio de aromas de fruta blanca madura, notas exóticas, salinas, cítricas y con fondo floral; herbáceos frescos. Complejidad en la boca, fresca y sabrosa, con una compensada acidez, y notas florales y almibaradas. Final varietal (salino, exótico y amargo).
Fillaboa es la rama gallega de Bodegas Masaveu, y la bodega una finca histórico, rodeada de un largo muro de piedra, donde se incluye un pazo señorial y una capilla también de piedra. En cuanto al viñedo, consta de 74 hectáreas de albariño en laderas, en la frontera con Portugal, junto a los ríos Tea y Miño. Fillaboa 2017 (10,70 €) es un albariño sobre lías de viñedos de entre 13 y 25 años y suelos franco-arenosos. Pajizo verdoso a la vista, tiene una nariz fina y expresiva, con destacados aromas de fruta blanca madura (plátano), de hueso, toques exóticos y fondo de hierbas aromáticas. Aromático, con viva acidez en la boca y ágil paso, donde persisten aromas amargos. Su otro albariño es Fillaboa Selección Finca Monte Alto 2016 (20,50 €), procedente de una de las parcelas más emblemáticas de la casa, con 28 años de edad y a unos 150 metros de altitud. Su producción es muy limitada, y esta añada no ha llegado a las 7.000 botellas. A partir de una selección de levaduras autóctonas, y tras 12 meses sobre lías en depósitos de acero inoxidable, con un color amarillo pajizo, sobresale la fruta madura, almibarada (manzana, melocotón), notas cítricas, junto a recuerdos de frutos secos y de panadería. En boca es amable, aromático en el paso, con notas minerales y final frutal.
El último Rías Baixas en esta ocasión es Santiago Ruiz 2017 (sobre los 13,90 €), en su caso albariño en un 76% junto a loureiro (11%), treixadura (5%), godello (4%) y caiño blanco (4%), todo viñedo propio de unos 15-20 años, localizado en la subzona de O Rosal, próximo a la desembocadura del Miño y a una altitud de 50-75 metros. Amarillo verdoso, la nariz resulta varietal y expresiva, con aromas de fruta blanca (manzana) y de hueso (albaricoque), sensaciones cítricas y balsámicas. Amplitud en boca, untuoso, fresco, de paso frutal y cítrico, con toque herbáceo y salino en el recorrido.
Las próximas paradas apuntan a diversas denominaciones. Primero Rueda, donde Bodegas Montebaco, originaria de Ribera del Duero, elabora su único blanco joven, Montebaco Verdejo 2017 (sobre 9 €), con tres meses en acero inoxidable con sus lías antes de ser embotellado. Amarillo pálido a la vista, tiene una nariz perfumada, donde muestra notas de fruta exótica junto a recuerdos de hierbas finas y fondo amargo (pomelo). Fino en boca, con equilibrio, y acidez que aporta frescura y densidad. Paso fluido, sedoso y frutal, con un final marcado por un elegante amargor.
Desde Bierzo un estupendo godello fermentado en barrica de la bodega Casar de Burbia, con el entusiasta Isidro Fernández al frente, su artífice. Casar Fermentado en Barrica 2015 (sobre 16 €), con una crianza de 12 meses en barrica de roble francés y un vino que, si hay paciencia, puede aún esperar a ser consumido, aunque ahora ya está estupendo…¡¡!! Procedente de una parcela de godello en altura, con mucha pizarra y cuarzo, las notas minerales son una de sus señas de identidad. Amarillo dorado brillante, es intenso y complejo en la nariz, donde aparecen aromas de fruta madura y cítrica (pera, pomelo), notas ahumadas y especiadas, flores blancas y fondo mineral. Bien constituido, con amplitud y cremosidad, equilibrado, con una buena acidez y un final persistente que combina aromas frutales, cítricos y minerales.
De la archiconocida bodega El Coto de Rioja procede esta novedad, El Coto Verdejo 2017 (4,95 €), su primer monovarietal de verdejo en Rioja. En el municipio de Bergasa se ubica Finca Carbonera, donde se encuentra el viñedo con el que lo elaboran, a unos 800 metros sobre el nivel del mar, y donde acaban de inaugurar la nueva bodega exclusiva para hacer blancos. El resultado, un vino amarillo paja pálido, intenso y fresco en nariz, con aromas de fruta tropical (piña), frescas notas herbáceas y de hinojo. Carácter frutal y buena acidez en la boca. Fino, untuoso y con un postgusto amargo agradable. Un vino apetecible. Y termino la selección blanca con tres referencias de bodegas emblemáticas del Somontano, Enate y Pirineos. Enate Chardonnay – 234 2017 (8,15 €), de color amarillo alimonado con tonos dorados. Fino en nariz, intenso, con aromas de fruta cítrica (pomelo), fruta madura, florales y hierbas aromáticas. Equilibrado, fresco, con un paso untuoso y frutal. Muestra buena acidez y un final varietal elegante. En cuanto a Enate Gewürztraminer 2017 (10,25 €), amarillo pálido con reflejos verdosos, resulta perfumado en nariz, con aromas de fruta de hueso y almibarada, cítricos, notas de flores y ‘amoscateladas’. En boca es fluido, aromático, sedoso y fino en el paso, con buena frescura y un final persistente con recuerdos de pomelo y punta mineral. El último, una rompedora novedad de Bodegas Pirineos, IMPÁS 2016 (9,50 €), con la que el grupo sanluqueño Barbadillo abre las puertas a vinos de limitadas producciones y que suponen un paso más en lo que a elaboración y selección se refiere. Al amparo de la DO Somontano y criado sobre sus lías durante 5 meses, su coupage de uvas blancas es el secreto mejor guardado pero, al margen de eso, es verdad que no se parece en nada a lo que se viene elaborando, hasta el momento, por estas tierras. Procede de un pago en una pequeña elevación en unas terrazas sobre el río Vero, con suelos calcáreos y arcillosos y una pequeña parte del vino fermenta en barricas. De color pajizo con ribete verdoso, la nariz es frutal (fruta de hueso), con recuerdos cítricos, especiados y fondo salino y marino. Boca sabrosa, con equilibrio y untuosidad. Paso frutal, amable y final con sensación cítrica.
Cambio el paso con tres rosados, y finalizaré con un apunte de más de 40 grados, esto es, dos whiskies en esta ocasión, como había anunciado que iré haciendo en algunos de mis entregas. Continúo en Somontano con el primer rosado, Enate Rosado 2017 (8,10 €), monovarietal de cabernet sauvignon y uno de los más prestigiados en su ‘especie’. De color rosa frambuesa, es expresivo en nariz, rico en matices, con aromas de frutos silvestres (moras, bayas), notas florales y de montebajo, junto a un toque especiado. Estructura en boca, sabroso, buena acidez y equilibrio. Con persistencia.
Desde Conca de Barberà llega Trepat Rosat 2017 (11 €) una novedad de la bodega Cara Nord, de viñas viejas de la variedad autóctona trepat, cultivadas en la cara norte de la Sierra de Prades, de hasta 800 metros de altitud, en el Parque Natural de Poblet. Un vino sencillo, pero divertido y rico, de color rosa pálido, con aromas de fruta roja en nariz (fresas), frutos silvestres y notas florales. Boca fresca, primaria y frutal. Amable paso y un agradable final. El tercero llega de la DO Cigales, de la mano de Finca Museum, Vinea Rosado 2017 (6,5 €). Un tempranillo rosa grosella, intenso, con una nariz en la que domina el carácter frutal (fresas, grosella) y tropical (maracuyá) junto a un toque floral. Equilibrado, ligero, con un paso con recuerdos de caramelo rojo y fruta ácida. Fresco y vivaz.
El guiño al mundo de los destilados va de whisky, en concreto de la histórica destilería escocesa Dalmore, productos envejecidos en botas de Jerez –en su caso de González Byass–, y de cuya gama rescato el de 12 años y el premium King Alexander. Localizada en las highlands de Escocia, donde se elaboran whiskies más musculosos, potentes (fuertes), y que en esta emblemática casa firma el reconocido Richard Paterson, su maestro destilador. The Dalmore 12 años (12,45 €), el de mayor rotación en el mercado, envejece, en parte, en botas de oloroso Matusalem (75% palomino y 25% PX), un vino con más de 30 años de crianza, y barricas en las que permanece entre 3 y 5 años. Pasado ese tiempo, se ensambla con la otra parte que ha permanecido en barricas de bourbon americano. El resultado, un whisky donde destacan aromas de chocolate, frutos secos, fruta pasificada, toques de vainilla y balsámicos. En cuanto a The Dalmore King Alexander (171,50 €), en el extremo opuesto del anterior pues es el top de gama, es el único whisky de malta donde se combinan ‘seis acabados’; comienza su envejecimiento en barricas americanas de bourbon y desde aquí, a continuación, se reparte entre barricas de Oporto, Jerez (Matusalem), Madeira, Marsala y Cabernet Sauvignon. Al final, un ensamblaje que favorece la potencia y complejidad aromática resultante: especias dulces, jengibre, toques florales, almendras, caramelo, vainilla…
Ya pienso en tintos para la próxima, pero dadme tiempo; por ahora aquí tenéis para escoger, probar y, sobre todo, disfrutar.
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