Cata Tendencias Grupo Rioja 2024
Rosados y tintos gran reserva, dos de las tendencias enológicas candentes en la DOC Rioja fueron protagonistas de la segunda edición de Tendencias Grupo Rioja 2024, cata profesional organizada por la mayor patronal del vino de Rioja para los más destacados periodistas especializados.
Madrid, 26 de junio de 2024. PV.- Rosados y tintos gran reserva son dos de los tipos de vino minoritarios en la DOC Rioja y son dos de los capítulos que proporcionan más novedades de interés en los últimos tiempos. Cambios en el estilo general de los vinos y en sus filosofías enológicas y llegada de nuevas referencias de calidad marcan el trayecto de esos vinos, como se destacó en la cata Tendencias Grupo Rioja 2024, celebrada ayer en la sede madrileña de la Unión Española de Catadores. La convocatoria, dirigida a prensa especializada, es una iniciativa de Grupo Rioja, la más importante asociación de bodega de la DOC Rioja, que reúne a algunas de las más grandes bodegas de la región y representa el 75 por ciento del valor del vino comercializado desde la principal zona vinícola española.
En esta segunda edición la cata contó con la colaboración de dos de los más destacados master o wine españoles, Pedro Ballesteros, encargado de presentar y comentar los vinos rosados, y Almudena Alberca, que dirigió la cata de tintos gran reserva. Cata representativa de dos de los capítulos que ofrecen más novedades en una zona como la riojana que tal vez sea la más activa en la búsqueda de nuevas vías enológicas.
Ese aspecto de las nuevas alternativas fue precisamente uno de los hilos de la intervención de Pedro Ballesteros, que llamaba la atención sobre lo que califica como “avenidas nuevas para el avance de los vinos”. Siempre pasional y refractario a los prejuicios establecidos, no esquivó la polémica, con auténticas provocaciones, como calificar como “absurda” la prohibición de añadir agua al vino como medio para reducir su contenido en alcohol o la petición de “dejar en paz a los jóvenes con el vino; cuando tienen veinte o veinticinco años no les interesa el vino, les atraen otras cosas. Ya vendrán al mundo del vino más adelante.”
Ballesteros abrió su disertación con una definición del sector del vino español al que dibujó en contraste con el vino mundial: “En toda Europa las distintas denominaciones pueden superponerse en los mismos territorios. Representan estilos de vino. En España tenemos un espíritu muy particular de denominaciones de origen, casi siempre sustentadas en un factor geográfico y no de tipología de vinos. Rioja representa un país de vino, una región vinícola capaz de hacer prácticamente cualquier tipo de vino. La mentalidad es ser un país de vinos, con blancos, rosados, tintos, espumosos y dulces. Es tremendamente flexible para adaptarse a las circunstancias.”
Mientras comentaba los doce vinos catados, desgranó sus percepciones: “El de los rosados es un capítulo de particular interés. En general, son una gran promesa, una avenida muy interesante abierta para los enólogos, y por eso está todo el mundo trabajando en ello. Los rosados toda la vida han sido los vinos malos en España. No había vinos que tuvieran una categoría y un prestigio y eso empieza a cambiar. Tenemos una DO que nos da libertad creativa, un momento que nos da una oportunidad de mercado y la posibilidad de explorar el territorio y sacar vinos diferentes. Además, en Rioja tenemos vinos competitivos, que juegan con la ventaja de ir con el sello Rioja, que permite salir con un euro o dos euros más caros. Hay una importante variedad de estilos, de combinaciones y hay unos cuantos que van teniendo una ambición particular de situar sus rosados en un nivel destacado en prestigio y en precio. De momento hay pocos elaboradores con esa ambición.”
El color, la acidez, la complejidad creciente, la crianza en barrica o la presencia de azúcar fueron otros de los aspectos del rosado que sobrevolaron la presentación de Ballesteros, que concluyó con un apunte profético sobre los cambios que experimenta el consumo de vinos: “Cara al futuro, veo más un cambio de preferencia de tinto (determinados tintos) a rosado que de tinto a blanco, que es un cambio mucho más complejo.”
Clásico renovado
Si los rosados cambian a ritmo de modas, no quedan atrás los tintos gran reserva, todo un clásico que parecía arrinconado hasta que se han empezado a reivindicar los vinos maduros. Sin embargo, se pudo confirmar un cambio de estilo, con menos cadaverina, menos vinos fatigados, acabados casi antes de salir al mercado, y vinos más frescos, vivos y frutales.
Almudena Alberca confesó su debilidad por este capítulo: “La de gran reserva es una de mis categorías favoritas. Soy amante de los vinos viejos, de los vinos maduros. Me intriga cómo se hacen a lo largo del tiempo, cómo se van desarrollando y refinando. Son los vinos de los listos, son los vinos alta gama, de la selección de viñedo, el que recibe más mimo en la bodega. Hay una belleza y una capacidad de disfrute en estos vinos que no es fácil encontrar en otras categorías de vinos.”
No son vinos de moda pero conservan prestigio. Según la enóloga, “no se puede decir que ser gran reserva sea una garantía de calidad, pero los gran reserva sugieren un extra de calidad. Y están a un nivel asequible. No hay muchos sitios en los que las bodegas ofrezcan el vino maduro y muchos menos en los que esos vinos ya desarrollados lleguen a precios siquiera moderados. En muchas zonas del mundo se encuentran vinos muy jóvenes no se pueden pagar; en Rioja encontramos grandes vinos hechos a precios asequibles.”
Rioja gran reserva a precios todavía relativamente favorables para el consumidor: en la cata sólo cuatro de los once vinos presentes se salen del rango de los 20 a 40 euros en tienda; dos están un poco por debajo y otros dos no muy por encima. Almudena Alberca se felicitó por ello, pero también vio riesgos: “Hay que proteger esta categoría para que no se vea pervertida en el sentido de calidades y precios como ha podido ocurrir en otras categorías. Hay que poner en valor que una crianza de 24, 28 o 30 meses en barrica es un proceso extremadamente complejo. Es un trabajo de hilar muy fino, de conocer muy bien las viñas y los vinos. Falta un esfuerzo de comunicación para que se entienda y se valore ese esfuerzo.”
La cata reveló también que es un capítulo con muchos matices: “En los gran reserva hay muchos estilos, analizó Alberca. En general la mezcla de variedades permite hacer vinos más longevos que los que se elaboran solo con Tempranillo, que tiene las limitaciones que todos conocemos, pero aquí tenemos grandes vinos elaborados sólo con Tempranillo, lo que a pesar de todo habla de la categoría de esa variedad y de la pericia de los enólogos riojanos”.
Para terminar, insistió en el factor precio: “Debemos evitar tener vinos gran reserva en las gamas de precios más populares. Bajan la percepción de vino de alta gama que debería tener. La calidad ya la tenemos, pero tenemos que trabajar para obtener el reconocimiento del mercado.” Y tuvo unas palabras para un factor de actualidad como es la conservación del planeta al plantear el problema el peso de las botellas, todavía tan frecuentes en los vinos de alta gama: “Gran parte de la prensa internacional, la hostelería, distribuidores y prescriptores están siendo muy críticos con las botellas pesadas. Hay mercados que las rechazan directamente y críticos que valoran negativamente o no valoran los vinos que van en botellas pesadas”.
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