No lo digo yo, o no solo yo. Los elegidos son fruto de una media, la de las diferentes valoraciones de un jurado de 20 profesionales que decidió, a través de sus catas ciegas, y a partir de sus puntuaciones, que estos vinos hayan sido reconocidos como los mejores en la XXI edición del Certamen de Calidad de los Vinos de Jumilla. Participaron más de 100 muestras, repartidas en nueve categorías, pero al final solo se entregaron ocho oros porque el referido panel de cata dejó desierto el correspondiente a vinos blancos, otorgando solo plata y bronce.
Merece la pena apuntar datos como que la denominación jumillana abarca tanto el municipio murciano como la provincia de Albacete, y que, como viene siendo habitual en las últimas ediciones, tanto Bodegas Bleda como Alceño, ambas localizadas en Jumilla, son las firmas que mayor cantidad de premios han obtenido, seis medallas cada una de las que tres han sido oros, en el caso de la primera (a los que suma la plata en blancos), y dos en el de la segunda. Destacar también el hecho de que estos máximos galardones han ido a parar a bodegas asentadas en el territorio murciano, si bien es verdad que varios de los premios restantes han sido para elaboradores albaceteños como ya hemos publicado hace algunas semanas en esta misma web, en la crónica relativa al Certamen. (www.proensa.com/bleda-y-alceno-repiten-como-triunfadores-en-el-certamen-de-calidad-de-los-vinos-de-jumilla/)
Nos movemos en el territorio de la monastrell, variedad predominante en casi todas las etiquetas, gran parte de ellas monovarietales, a excepción del blanco de Bleda. Como ya he dicho, esta casa y Alceño se consagran, una edición más, como las grandes vencedoras aglutinando gran parte de los galardones.
La primera comenzó recogiendo la plata por su blanco Pino Doncel Sauvignon Blanc 2014, un vino limpio, aromático, exótico, con recuerdos a fruta blanca (pera, melón), hierbas frescas, hinojo. Una frescura que mantiene en la boca, donde aparecen notas cítricas, equilibrada y amable. Paso fluido, con toques exóticos y final con un deje amargo que resulta elegante.
En cuanto a elaboraciones autóctonas, los oros a Bodegas Bleda llegaron con el rosado y el tinto monastrell sin barrica, a los que sumaría un tercero. Castillo de Jumilla Monastrell 2014 muestra claras notas de fruta roja ácida, sandía, caramelo de fresa (palote). Un rosado fresco, de adecuada intensidad, con un punto floral y recuerdos de cabello de ángel. Excelente equilibrio en boca, frutal, vivo, de paso ligero y agradable final en el que se reproducen las sensaciones de la nariz. Con el mismo nombre pero distinta añada, el tinto Castillo de Jumilla Monastrell 2013, sin contacto con madera, resulta un vino fino y de gran franqueza, dominado por los aromas balsámicos (eucalipto), de sotobosque, notas florales, ahumados y especiados. Una etiqueta de gran riqueza aromática, sedosa, amable, de buena acidez, paso fluido y de nuevo ese carácter balsámico que le aporta frescura. Una ligera punta vegetal en el postgusto que no molesta y le otorga persistencia. El tercer oro de Bleda fue otorgado a Pino Doncel 5 meses 2013, un coupage de Monastrell, con Syrah y Petit Verdot, fragante, floral (violeta), con aromas a frutillos del bosque, notas ahumadas, recuerdos a resinas, y un toque vegetal fresco. De agradable calidez, pues está compensada por una buena acidez, es sabroso, maduro, con un final de carácter balsámico.
En lo que respecta a Bodegas Alceño, los dos oros obtenidos han sido para un crianza de Monastrell, Syrah y Tempranillo (75%, 15% y 10% respectivamente) y su imbatible dulce de Monastrell. Alceño Selección Crianza 2012, con 9 meses de barrica (50% roble francés y 50% americano), presenta aromas de maderas balsámicas, cierto toque resinoso, notas ahumadas y lácticas. En boca es jugoso, goloso, bien constituido, sabroso, equilibrado y envolvente, con taninos pulidos, y al final unas puntas ácidas que favorecen su permanencia. En lo que respecta al dulce, les genera muchas alegrías con cada añada. Alceño Dulce Monastrell 2012 es un vino intenso y fragante, balsámico, floral, con recuerdos a frutos silvestres, uva pasa y aromas de fruta negra (ciruela negra). Untuoso, graso, gran equilibro acidez-dulzor, envolvente, voluminoso. Sedoso en el paso y de buena persistencia.
Los tres máximos galardones restantes se repartieron entre otras tres bodegas de Jumilla. Bodegas y Viñedos Casa de la Ermita lo ha conseguido, en la categoría de tintos sin contacto con barrica (añadas 2013 y 2014), con el Casa de la Ermita Monastrell-Syrah 2014. Limpio, intenso y perfumado, notas de fruta negra, cacao en polvo y recuerdos de eucalipto. Primario, varietal, expresivo, en el que la fruta ácida está muy presente en la boca. Una etiqueta no muy intensa pero rica, de excelente equilibrio, sin aristas, fresca, de noble tanino y cierta amplitud.
Hijos de Juan Gil, la emblemática y más afamada bodega de Jumilla, sin necesidad alguna de exponerse, nunca falta a esta cita, en la que sus monastrell con barrica siempre hacen buen papel, como así ha ocurrido. El oro lo han logrado con Juan Gil 12 meses Monastrell 2013, un tinto complejo, mineral, expresivo, muy tostado, con notas de fruta negra, frutos secos y finas maderas aromáticas (ahumados). Vino con volumen, sabroso, amplio, buen carácter frutal, bien equilibrado, de noble expresión tánica y final profundo.
Por último, Bodegas Carchelo obtuvo el máximo galardón con Vedré 2011 en la categoría de tintos con barrica (2012, 2011 y 2010). Un coupage de 50% Monastrell, con 25% Syrah y otro 25% Tempranillo, con 14 meses en roble francés. En nariz se presenta muy especiado, con aromas de fruta en sazón y notas lácticas. Es aromático, dominado por una clara sensación balsámica, amable y maduro, tanino fino y de paso cremoso. Postgusto largo y también aromático.
Hecha la propuesta, y compartidas mis sensaciones, vosotros elegís y probáis. Y espero también disfrutéis…
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