Cuando se adentra en Portugal, el tramo final del Duero, el río mágico de la enología en la península Ibérica, está marcado por un nombre universal: el vino de Oporto, Porto, en portugués, o, en su término más internacional, el Port wine. Durante mucho tiempo constituyó la principal fuente de ingresos del país y, aunque los mejores oportos siguen siendo inalcanzables para las economías de la mayor parte de los portugueses, el oporto es uno de los símbolos culturales de Portugal.
Situado en el tercio norte del país, cuando entra en Portugal, después de atravesar la meseta castellana y dar lugar a algunas de las zonas vinícolas más importantes españolas (Ribera del Duero, Rueda, Toro), el curso del Duero adquiere un aspecto espectacular. En este segmento del río, la región del Alto Douro, las empinadas laderas aparecen esculpidas durante siglos por la mano del hombre, que ha formado terrazas en las que poder cultivar el viñedo.
Es uno de los paisajes vitícolas más impresionantemente bellos del mundo, la vid se cultiva en estrechos bancales sostenidos por muros de piedra (sucalcos) laboriosamente construidos y mantenidos en pie por auténticos especialistas de la piedra. El tono gris de esos muros se combina con el verde intenso de las plantas de vid, prácticamente el único cultivo que puede medrar en estas condiciones; con el pardo de los suelos pizarrosos, de extraordinaria calidad vitícola, y con el azul intenso del cielo, que se refleja en el amplio estuario del Duero. El conjunto es extraordinario, tanto visto desde los barcos que surcan el río, como desde el aire o en los momentos de atención que permiten las sinuosas carreteras que recorren la comarca.
La belleza del paisaje monumental puede hacer desviar la atención que merecen unas condiciones de extrema dureza, con inviernos fríos y veranos muy calurosos y secos, que se unen a la áspera orografía de la zona para ofrecer todas las dificultades que parece exigir como tributo la obtención de unos de los mejores vinos del mundo. El Alto Douro es la zona de producción de unos vinos que toman el nombre de la segunda ciudad del país, situada más de cien kilómetros aguas abajo del río. Oporto (Porto es su nombre portugués) es el puerto, el lugar por donde salen desde hace siglos las expediciones de vino con destino a cualquier parte del mundo, pero las bodegas de expedición tampoco se encuentran en la ciudad de Oporto: las históricas están enfrente, al otro lado del ancho curso del río, en la ciudad de Vila Nova de Gaia, que suele ser denominada simplemente Gaia.
Siete fechas clave
La historia de la viticultura en el Alto Douro tiene más de dos mil años, pero la del vino de Oporto es más reciente. El prestigio de estos vinos comenzó a gestarse en el siglo XVII, cuando su elaboración fue impulsada por los británicos, que, siempre sedientos, se aseguraron el abastecimiento de los oportos del mismo modo que fueron los principales clientes de los madeira, jerez, cannary sack, málaga y otros nombres históricos de los vinos generosos y fortificados (enriquecidos por adición de alcohol). En esa más de tres veces centenaria trayectoria del vino de Oporto cabe destacar siete fechas (1703, 1756, 1926, 1932, 1933, 1986 y 1996), auténticos hitos decisivos en la formación del oporto histórico y actual.
La primera, 1703, es la fecha de la firma del Tratado de Methuen entre Portugal e Inglaterra en virtud del cual Portugal obtenía un trato preferente en la venta de productos a Inglaterra. Fruto de ese marco económico fue el crecimiento de la presencia del vino de Oporto en el mercado británico, lo que trajo como consecuencia la llegada a las bodegas de Gaia de vinos procedentes de zonas situadas lejos de la zona tradicional de producción del Alto Douro. A eso se sumó una caída en las exportaciones y hacia la mitad del siglo XVIII hubo importantes excedentes vinícolas en las bodegas de Oporto.
En un intento por superar esa crisis, el gobierno del marqués de Pombal creó la Compañía Geral de Agricultura del Alto Douro, organismo encargado, entre otras funciones, de delimitar la zona de producción de las uvas que se utilizarían para elaborar los vinos de Oporto, es decir, la “Região Demarcada do Alto Douro”, que fue delimitada por 335 monolitos de piedra, muchos de los cuales siguen hoy en sus emplazamientos originales. Era el año 1756 y esa segunda fecha es considerada como la fundación de la que muchos consideran la denominación de origen más antigua del mundo.
Esa denominación de origen inicial, que se limitaba la producción de vinos al fruto obtenido por una comarca concreta, hubo de ser desarrollada para luchar contra las imitaciones y para establecer las características de los genuinos vinos de Oporto. Para controlar debidamente todos los aspectos de la producción, en 1926 se creó el Entreposto de Vila Nova de Gaia, una zona en la que debían ser instaladas obligatoriamente las bodegas de envejecimiento y expedición del oporto. El Entreposto funcionó como una prolongación de la zona de producción del Alto Douro: en la segunda se cultivaba la vid y se elaboraba el vino en unas pequeñas bodegas de elaboración situadas en las quintas (las fincas de producción) o en otras instalaciones de vinificación de mayor tamaño situadas en los pueblos.
En realidad, la creación del Entreposto sancionaba y daba forma legal a lo que era costumbre en el sector vinícola porteño. Desde los orígenes del oporto actual, firmas como Croft, fundada en 1678, se instalaron junto al Duero para estar cerca de la vía natural de expedición de sus vinos. Como la ciudad de Oporto ocupaba toda la orilla izquierda del tramo final del río, se instalaron enfrente en Vila Nova de Gaia. Para cuando se creó el Entreposto, ya estaban allí la mayor parte de las firmas y lo que se pretendió fue que no se crearan nuevas bodegas fuera de esa zona y facilitar así el control.
Esa estructura de la producción del vino de Oporto necesitaba unos organismos de regulación y control. En 1932 se creó la Casa do Douro, entidad que se encarga de disciplinar la producción en el Alto Douro. Al año siguiente fue fundado el Instituto do Vino do Porto, auténtico gendarme del oporto, encargado de controlar todos los aspectos de la producción de ese vino universal, desde la calidad del alcohol utilizado para el encabezamiento hasta la clasificación de los vinos en la más alta categoría, los “vintages”. La Casa do Douro, por su parte, realizó una clasificación de calidad de los pagos vitícolas, creando seis categorías, designadas por letras desde la A (la mejor calidad) hasta la F, en función de diversos parámetros, como suelo, orientación, horas de sol y otros. Cada año la Casa do Douro otorga a los propietarios de cada parcela autorización para obtener una determinada producción máxima de sus viñas y un precio que varía de acuerdo con la clasificación de la finca.
Las otras dos fechas claves son más recientes pero no por ello menos trascendentales en la historia del oporto. En 1986 se derogó la obligatoriedad de envejecer y envasar los vinos en el Entreposto, abriendo la posibilidad de hacerlo en la zona de producción y, con ella, el desarrollo de los “oportos de quinta”, procedentes de una sola finca o de un único pago y envejecidos en la zona de producción. Por último en 1996 se estableció, en un principio de forma provisional, la supresión de las ventas a granel y la obligación de realizar todas las expediciones de vinos de Oporto embotelladas.
Se temía que esa decisión se tradujese en un descenso de la ventas, pero no ha sido así y el oporto, vino tinto con gran cantidad de antocianos, se ha beneficiado del aumento de la demanda de tintos que siguió a la difusión de las buenas consecuencias para la salud de esos elementos abundantes en el vino. En la actualidad, Oporto vive un buen momento a pesar de que los vinos generosos no se encuentran entre lo que podemos considerar vinos de moda debido a su alta graduación alcohólica.
Una rica variedad de vinos
El buen momento del vino de Oporto no es sólo comercial, sino también hay un desarrollo de la calidad fruto de la investigación de nuevas fórmulas en todo el proceso de producción, desde el viñedo hasta el envejecimiento. Las posibilidades son inmensas ya en el propio viñedo. El oporto se ha elaborado desde siempre a partir de nada menos que 47 variedades de uva (castas) existentes en las viñas de la zona, que aparecen mezcladas en los viñedos tradicionales y que son clasificadas en tres categorías: principales, recomendadas y autorizadas. Los nuevos viñedos se plantan con una única variedad, que se elabora por separado y las eventuales mezclas de variedades se realizan después, con vinos ya terminados o antes de la crianza.
El sistema de elaboración básicamente no ha cambiado, si bien van siendo menos frecuentes las escenas clásicas de pisa de la uva en lagares abiertos. Los mostos, procedentes de uvas sobremaduradas, con elevada concentración de azúcar, son sometidos a una fermentación parcial, hasta que alcanzan aproximadamente 8 grados de alcohol, y se encabezan con alcohol vínico hasta llegar a los 16,5 grados mínimos de todos los oportos. Luego son sometidos a un periodo de envejecimiento mínimo de dos años en botas de roble.
El desarrollo de los modernos vinos varietales o de los oportos de quinta ha traído nuevos matices a la clásica estructura de los vinos de Oporto, que son clasificados en tres categorías: blancos (porto branco), ruby y tawny. El porto branco ha tenido un notable impulso en los últimos años como vino de aperitivo, pero el oporto más característico es el tinto y las otras dos categorías corresponden a vinos tintos.
El tawny es el oporto básico. Se parte de vinos más ligeros, que se envejecen en botas de roble (“envelhecimento em casco”). En estos vinos el color es más ligero y evolucionado (“alourado”, leonado) y los aromas son los propios de crianza: frutos secos, madera y especias. Dentro de esta categoría se encuentran los tawny (los más populares por su precio asequible), tawny reserva, tawny colheita (procedente de una sola añada) y los clásicos tawny 10 años, 20 años, 30 años y 40 años, obtenidos a partir de vinos de varias cosechas en los que la indicación de edad corresponde a la media de los vinos que intervienen en la mezcla.
En el tipo ruby se encuentran las máximas categorías del oporto, los vinos de guarda. En los ruby se busca conservar los aromas frutales propios de las uvas de las que proceden por lo que los plazos de crianza en barrica son más cortos y, en las dos categorías superiores, vintage y LBV, adquiere especial relevancia la evolución en la botella (“em garrafa”). En este capítulo se distinguen los tipos ruby, ruby reserva, LBV (siglas de Late Bottle Vintage o vintage de embotellado tardío, con tres a cinco años de crianza “em casco”) y vintage.
El vintage (los portugueses lo pronuncian “vintish”) es la máxima categoría del oporto. Procede de una sola cosecha, de las mejores parcelas, de las mejores uvas y de las mejores añadas. Los aspirantes a vintage únicamente pueden ser comercializados como tales si superan los exigentes parámetros de calidad establecidos por el Instituto do Vino do Porto, que es el que otorga esa categoría a cada partida que le presentan las bodegas. Envejecen durante dos años en madera y completan su evolución en la botella. Son los vinos de las subastas, los del precio más alto, adquiridos tempranamente, cuando apenas han salido de la bota de roble de su primera fase de crianza, y se guardan durante años a la espera de que alcancen su madurez.
Según los parámetros tradicionales un vintage adquiere la madurez cuando tiene de quince a veinte años y la larga permanencia en la botella ha desarrollado sus aromas. Las modernas tendencias, que valoran el protagonismo de las sensaciones frutales, han acortado esos plazos y sitúan las mejores cualidades de los grandes vintage en los diez a doce años, a pesar de que en muchas ocasiones en ese plazo aún no han terminado de limar los taninos de juventud (en algún caso, no lo hacen ni con veinte años). Entre las dos posibilidades, y sumando las de los vintage más viejos, incluso con más de cincuenta años, toda un extraordinaria gama de sensaciones, diferentes aun en vinos del mismo estilo y de la misma marca, que hacen del oporto una joya inimitable de la enología mundial.
Fecha publicación:Agosto de 2004
Medio: Le Connoisseur
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