Madrid, 30 de julio de 2010.- RP.- Los consumidores estadounidenses de vino no conocen los vinos españoles. A pesar de ello, piensan que aquí se producen vinos con una buena relación calidad-precio y España es un país con una imagen positiva (mucho más ahora tras la victoria futbolística de la selección). Nuestros vinos se ven de una calidad similar a la de los vinos del Nuevo Mundo (Chile, Australia o Argentina), pero inferior a la de los vinos estadounidenses, franceses o italianos.
Para las bodegas que exporten o piensen hacerlo, Estados Unidos es, como en otros ámbitos, la tierra de las oportunidades. En momentos de crisis como éste y cara al futuro, se presenta para el sector del vino como uno de los mercados clave donde vender con beneficios. Es un país cuyo consumo de vino en 2009 aumentó mientras descendía el del resto de bebidas alcohólicas, incluida la cerveza, su principal “enemigo” en las barras y las mesas. También es un mercado donde desde hace dieciséis años el consumo no ha parado de crecer y donde en los últimos cinco años (de 2004 a 2009) se han ganado nueve millones de consumidores, lo que ha supuesto un panorama comercial donde 73 millones de consumidores (estimados por el Observatorio Español del Mercado del Vino) podrían ser clientes del vino español. Su potencial de crecimiento hace del país americano el más relevante para los nuestros vinos, por delante aún de países como China, India o México.
Se trata, además, de una vía de escape para colocar el vino fuera de las fronteras españolas, donde el consumo va en dirección opuesta y desciende cada año (según datos del OeMv se consumió en 2009 un 8,2 por ciento menos de vino que en 2008).
Estados Unidos es, sin embargo, un espacio complejo compuesto por 50 mercados con comportamientos diferentes. Ello ha motivado que el OeMv haya encargado un estudio pormenorizado de los quince estados más importantes para nuestros vinos por el volumen de sus importaciones (entre todos importan el 71 por ciento de todo el vino extranjero que entra en el país), y que acogen, según este organismo, a 55 millones de consumidores potenciales (más de tres cuartos del total de los consumidores estadounidenses se concentran en estos estados).
Se han estudiado por separado y también de forma comparativa los estados de Nueva York, California, Florida, Texas, Nueva Jersey, Illinois, Massachusetts, Michigan, Pennsylvania, Virginia, Maryland, Colorado, Connecticut, New Hampshire y el distrito de Columbia, en un análisis pionero e inédito hasta ahora en nuestro país. En estos estados, el 45 por ciento de la población adulta bebe vino regularmente.
Se ha entrevistado a 6.856 personas consumidoras habituales de vino, más de 400 por estado, para realizar el estudio.
Éxito relativo
La presencia de vinos españoles en los quince estados objeto del estudio puede calificarse como relativamente exitosa, ya que, si por un lado el potencial es grande y el público consumidor mantiene la mente abierta a vinos como los nuestros, el desconocimiento también lo es y es complicado fijar la atención en ellos con competidores fuertes como Francia, Italia y Australia.
El año pasado más de un cuarto del vino que se vendió en Estados Unidos era importado y la presencia de vinos españoles, aunque escasa (de un cuatro por ciento del total de vinos importados) va en aumento, mientras que la de los italianos y franceses desciende lentamente. Sin embargo, los australianos, de los que existe una gran cuota de vinos de cinco dólares o menos, también ascienden en consumo.
En los estados objeto de estudio, en general España está detrás de los vinos de Chile, Francia, Australia e Italia, aunque en Colorado y Connecticut se vende más vino español que francés.
En cuanto a los precios, los vinos de España mantienen la misma presencia en todos los rangos, que van desde los cinco dólares o menos hasta los más de 50, a diferencia de otros países que dominan más en uno u otro rango (Italia, por ejemplo, se mueve más en la categoría de los precios más altos).
Desconocimiento, el handicap
Muchos de los consumidores de los quince estados estudiados desconocen el vino español y sus principales variedades. Nuestros vinos se asocian con el Viejo Mundo, aunque se consumen de manera informal como se hace con los vinos chilenos o argentinos.
Casi la mitad de los encuestados asocia Rioja con una variedad de uva y la mitad no sabe qué es el cava, aunque sí relacionan a España con las tapas. La mayoría no sabe decir ninguna región española y más de la mitad no conoce a ningún español famoso (ni siquiera a Penélope Cruz o Antonio Banderas).
El desconocimiento y la falta de oportunidad para encontrar los vinos españoles en las tiendas o restaurantes y bares son las razones principales de su bajo consumo, aunque quienes sí los consumen en su mayor parte es porque probaron uno tras la recomendación de un amigo o porque lo conocieron, les gustó y han seguido consumiendo.
Condiciones particulares
Cada estado de los estudiados por Wine Intelligence tiene una legislación distinta que reglamenta el mercado del vino. Hay estados “controlados”, como Pennsylvania, que regulan la venta de vino hasta el consumidor final, y otros “abiertos”, como Florida, Texas o Michigan, que permiten la venta de vino en diferentes canales. En los primeros el vino ha de pasar de los importadores al Estado y de ahí a tiendas y otros establecimientos hasta el consumidor, mientras que en los abiertos el paso estatal no existe y el vino importado va directamente a los distribuidores y mayoristas y, de ahí, a las tiendas y restaurantes. Las bodegas con afán exportador deberán conocer estas normas para evitar problemas a la hora de vender sus vinos.
Deberán tener en cuenta además el precio final que alcanzarán sus vinos para conocer el precio mínimo y máximo al que exportar. Por ejemplo, al precio de salida de bodega (precio Free on Board) hay que sumar, en uno de los estados clasificados como “abierto” tasas de aduana, federales de venta y del estado y márgenes de importadores, distribuidores y tienda, lo que suma al precio FOB un 65 por ciento más. Por ejemplo, un vino que sale de bodega a 4,3 euros costará en una tienda de Florida 14,99 dólares (unos 11,7 euros).
Para facilitar este cálculo en estados abiertos y controlados, que tienen otros cargos, el estudio presenta una calculadora de precios para cuantificar en los dos sentidos los precios en cada uno de los estados, sumando en cada caso los costes oportunos.
El estudio completo se puede revisar en la web oficial del OeMv.
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