Madrid, 22 de octubre de 2013. MS. – “Ayudas ilegales”. Fue así como la Unión
Europea declaró en 2001, desde sus instituciones competentes, las diferentes ayudas
fiscales que concedió el Gobierno Vasco en los años noventa a las empresas nuevas que
se instalaban en esa comunidad. Vigentes en el País Vasco entre 1993 y 2000, de ellas
se beneficiaron unas 300 empresas, en una iniciativa que todavía puede costar a España
una multa millonaria si así lo considera el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. En
la última vista, celebrada el pasado mes de septiembre, estuvieron presentes el Ejecutivo
comunitario como parte acusadora, y un abogado del estado en defensa de España pues
es nuestro país el responsable último de cara a la UE, esto es, ni diputaciones forales ni
empresas afectadas estuvieron presentes.
Desde la Administración central española se aseguraba que se ha recuperado el dinero
de las ayudas, y la Comisión Europea admitió ante el Tribunal de Luxemburgo que
se han devuelto la mayor parte de esas “vacaciones fiscales vascas”, lo que supondría
evitar una de las sanciones que nos reclamaba el Ejecutivo comunitario si se recupera
todo antes de que el Tribunal pronuncie su sentencia definitiva. La decisión, que podría
demorarse algo más de un año, según fuentes oficiales, depende de 15 jueces quienes
dirimirán si finalmente habrá o no multas económicas para España, en función de las
cantidades devueltas y los criterios utilizados para recuperarlas. Y es que las autoridades
vascas han admitido, de algunas de las empresas afectadas, activos y patrimonio en
lugar de dinero. Ese ha sido el caso de algunas bodegas de Rioja Alavesa, como La
Rioja Alta y Valdemar ntre ellas).
Esas ayudas fiscales aplicadas en los noventa eran de tres tipos que han sido objeto de
juicios separados. Por una parte las vacaciones fiscales, que consistían en la exención,
durante los primeros diez años de vida, del Impuesto de Sociedades a empresas creadas
en el País Vasco entre 1993 y 1994. Para ello debían invertir más de 480.810 euros y
crear al menos 10 empleos. Fueron declaradas ilegales y recuperadas en su mayoría.
Luego, en 19 96 llegó el crédito fiscal por el que podían llegar a recuperar, a través del
Impuesto de Sociedades, hasta el 45 por ciento del importe de la inversión en activos
fijos (si superaban los 15 millones de euros). Y se completó con las minivacaciones
fiscales, esto es, una reducción gradual de la base imponible del Impuesto sobre
Sociedades aplicada a partir de 1995 (deducciones sucesivas del 99, 75, 50 y 25 por
ciento del impuesto desde el primer año con beneficios).
Por todas estas ayudas, la Comisión Europea pedía para España dos tipos de sanciones
económicas: una coercitiva, por haber permitido su concesión contraria al derecho
comunitario, y otra disuasoria por no haber obligado a las empresas a devolverlas tras
haber sido declaradas ilegales. La primera ronda los 236.044 euros por cada día de
retraso en la ejecución de la sentencia de diciembre de 2006, cuando el Tribunal de
Luxemburgo declaró que España había incumplido una decisión de julio de 2001 de
la CE según la cual esas ayudas eran incompatibles con el mercado común y debían
suprimirse y recuperarse. Respecto a la segunda, su valoración es una suma a tanto
alzado cuyo importe resultará de multiplicar una cantidad diaria de 25.817,4 € por el
número de días que hayan pasado desde diciembre de 2006 hasta que se recupere el
importe total de las ayudas.
En la vista celebrada ante el Tribunal el pasado mes, el Ejecutivo de la UE ha
reconocido que España ha recuperado las ayudas, a excepción de unos 278.000 euros
de intereses, que corresponden a las concedidas a ocho empresas en Alava, por lo
que la primera multa desaparecería. Respecto a la segunda, el Ejecutivo quiere que se
mantenga como “medida disuasoria”.
El conflicto comenzó cuando la Comisión Europea denunció a nuestro país por
incumplir las resoluciones de 2001 que ordenaban recuperar las ayudas declaradas
ilegales. Hace siete años, el Tribunal de Justicia europeo condenó a España por no
haberlas recuperado desoyendo a la Comisión, y en 2007 abrió un nuevo procedimiento
sancionador que acabó con una nueva condena además de la exigencia de recuperar el
dinero desembolsado.
Fueron las tres diputaciones forales vascas las que dieron las ayudas y la primera
devolución tuvo lugar en 2007 (tras la sentencia de 2006 del Tribunal), pero la Unión
Europea la consideró insuficiente denunciando que no se había devuelto ni el 15 por
ciento. Así, la Comisión presentó una nueva demanda en 2011 ante Luxemburgo por la
que exigía, además, una multa para España. En 2012 hubo una nueva recaudación de las
empresas vascas pero se continuó considerando insuficiente desde Bruselas.
En este contencioso, muchas destacadas bodegas de la Rioja Alavesa se cuentan
entre las afectadas a las que se exige el pago de decenas de millones de euros por las
deducciones de hasta el 45por ciento recibidas por las inversiones realizadas hace veinte
años, lo que representa en torno al 80 por ciento de la devolución. El resto corresponde
a las vacaciones fiscales y las posteriores minivacaciones ligadas a la creación de
nuevas empresas.
Entre las bodegas afectadas, La Rioja Alta (sus instalaciones de Labastida) y Valdemar
(Oyón) devolverán las ayudas recibidas en especies, concretamente en viñedos a precio
de mercado, como les ha autorizado el Departamento de Hacienda de la Diputación
Foral de Álava y una vez se hayan vendimiado esas parcelas para no producir problemas
a la masa vegetal y con ello perder valor. Una vez pasen a manos de la Diputación Foral
ésta los subastará para convertirlos en dinero contante y sonante.
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