Madrid, 6 de julio de 2016. MS. – Diego Pinilla, enólogo de las riojanas Bodegas Bilbaínas y padre de la ‘criatura’ fue el encargado, hace unos días, de presentar en Madrid la añada 2012 de Alto de la Caseta, el vino premium de Viña Pomal. Un tempranillo que no elaboran todos los años (“evitamos las añadas calurosas”), con más de veinte meses de crianza en barrica nueva de roble francés y del que sacan entre 2.000 y 3.000 botellas en función de la añada, a un precio que ronda los 60 euros.
“Estos vinos son un reflejo del trabajo que estamos llevando a cabo en Bilbaínas en los últimos años”, declaración con la que Pinilla se refería al trabajo que están realizando en el viñedo en cuanto a parcelación, selección y vinificación por parcelas. Él lleva una década como máximo responsable enológico de la firma y este Alto de la Caseta procede de una finca –de la que recibe el nombre– de casi 17 hectáreas de la que utilizan una parcelita de dos y media, localizada en una ladera, de viñedos viejos en vaso. De suelos de aluvión, con lo que prácticamente es sólo cascajo, difiere mucho del arcillo-calcáreo que da tipicidad a Viña Pomal. El resultado es un vino más estructurado, potente, que envejece en roble nuevo, aunque con tostados ligeros, porque le dan una crianza larga.
Para esta presentación en sociedad Pinilla optó por organizar una cata previa de las añadas 2007, 2008 y 2010, antes de la 2012, para mostrar la capacidad de evolución y envejecimiento de Viña Pomal Alto de la Caseta en años de diferente perfil climático; las dos primeras más frías y por ello vendimias más tardías y tánicas, y las dos siguientes más calurosas y con una 2010 considerada “perfecta” en la casa, con lluvias en septiembre que le aportaron una muy buena acidez.
La 2007 mostraba notas de fruta negra en mermelada, tinta, betún, balsámicos (eucalipto), aromas de juanola, café, maderas finas. Estaba equilibrado, sabroso, con el tanino fino, buena acidez, largo final y complejo en la retronasal. La cosecha 2008, también caracterizada por temperaturas frías y lluvia, similar a la anterior, y verano más secos, los racimos de la uva estaban más sueltos y la concentración era mayor. Se muestra más cerrado pero con una agradable madurez, con notas de fruta en licor, aromas de reducción (cuero). Goloso, licoroso, con un tanino maduro pero ligeramente marcado que le confiere cierta aspereza. Un vino, en conjunto, más rústico. La 2010 se vendimió en la primera quincena de octubre y es una añada mucho más equilibrada. Fino, complejo, intenso en nariz. Notas de fruta negra en confitura, aromas de violeta, chocolate. Estructurado, amplio, corpulento, con taninos nobles de calidad y buena acidez. En un gran momento para ser disfrutado.
La última que sale ahora al mercado es Alto de la Caseta 2012. “Un año caluroso –recuerda Diego–, de verano e invierno secos y una vendimia realizada la última semana de septiembre”. Un vino en nariz complejo y elegante, en este momento con más notas de fruta roja, mayor acidez, floral, aromas de toffe, maderas nobles, vainilla. En boca se muestra equlibrado, amable, intenso, todavía entero dada su ‘juventud’, y una boca más fina que la anterior, pero un final expresivo, frutal y sutiles maderas.
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